El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, dijo que aspiraba a iniciar un diálogo con la oposición política del país el próximo mes en México facilitado por Noruega, un proceso que esperaba que Estados Unidos acogiera.
En mayo, la oposición cambió de estrategia e indicó su voluntad de volver a negociar para resolver la crisis política en Venezuela, miembro de la OPEP.
Maduro ha supervisado un colapso económico en la otrora próspera Venezuela desde que asumió el cargo en 2013, y es acusado por sus opositores internos, Estados Unidos y la Unión Europea de corrupción, violaciones de los derechos humanos y de amañar su reelección en 2018.
Maduro niega las acusaciones
En junio, altos diplomáticos de Washington, Bruselas y Ottawa dijeron que estarían dispuestos a revisar sus sanciones al gobierno de Maduro si el diálogo con la oposición conducía a un progreso significativo hacia elecciones libres y justas.
«Les puedo decir que estamos listos para ir a México», dijo Maduro en una entrevista en la cadena de televisión estatal Telesur a última hora del sábado. «Hemos comenzado a discutir una agenda complicada y difícil».
La oposición venezolana, ha acusado a Maduro de utilizar las rondas previas para ganar tiempo ante la presión diplomática y de sanciones de Estados Unidos y otros países. Guaido es reconocido por Washington y varias otras democracias occidentales como el líder legítimo del país.
Los grupos de la oposición han dicho que están dispuestos a negociar las condiciones de las elecciones presidenciales y parlamentarias con el gobierno de Maduro.
Maduro, por su parte, ha dicho que quiere que las negociaciones se centren en el levantamiento de las sanciones estadounidenses dirigidas a los sectores financiero y petrolero.
Añadió que las negociaciones incluirían a «todas las oposiciones», una referencia a los políticos de la oposición que rompieron con el llamado de Guaido a boicotear las elecciones parlamentarias de 2020, que fueron ganadas ampliamente por el gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela.