En la carrera por obtener una vacuna contra el coronavirus, EE.UU. ha aportado ingentes cantidades de dinero a diversas farmacéuticas para tener el privilegio sobre el ansiado medicamento.
En los últimos meses ha logrado alertar a Alemania y Francia, cuyos gobiernos tuvieron que convocar a las directivas de algunas farmacéuticas (Merkel a la CureVac, Macron a la Sanofi) en mayo para conminarles a que garanticen el democrático acceso al resultado de sus investigaciones.

Resulta que a #DonaldTrump le urge apropiarse primero del medicamento para responder a la mala gestión que ha hecho su administración en torno al Covid-19, porque la enfermedad ha mellado su artillería política de cara a la reelección de noviembre próximo. El tiempo apremia y las cifras en las encuestas no le generan comodidad.
Jugando al acaparamiento
La siguiente gran jugada del huésped de la Casa Blanca se planteó como un gran acuerdo con la farmacéutica californiana Gilead Sciences. De esta forma, Washington acaparó la producción de los próximos tres meses de Remdesivir; se trata del primer fármaco autorizado y señalado como efectivo en la recuperación de pacientes afectados con Covid-19.
Con ello deja sin acceso a otros países que pudieran requerir del fármaco para atender sus respectivas contingencias y desoye las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la propia ONU, en torno a la democratización y universalización de la medicina contra el virus.
Tachado de acuerdo “asombroso” por el secretario de Sanidad estadounidense, Alex Azar, en un comunicado, refuerza una vez más que Washington sigue proclive a actuar unilateralmente en detrimento de la comunidad internacional y devela su guerra sin cuartel para tratar de asegurarse suministros médicos y de protección.

Cabe agregar que también recurrió, a finales de junio, a la Ley de Producción de Defensa para frenar la exportación de suministros médicos fabricados en EE.UU.; expertos ya prevén que la nación norteamericana intentará aplicar la estrategia de la acumulación con potenciales nuevos tratamientos o ante la eventual vacuna.
Al respecto, el galeno investigador de la Universidad de Liverpool Andrew Hill cuestionaba, en declaraciones para el rotativo británico The Guardian, “¿Dónde está el mecanismo para el acceso? Otra vez estamos al final de la cola. Imaginen que fuera la vacuna definitiva. Sería una tormenta. Pero quizá esto resulta un aperitivo de lo que está por venir”.
Vertiginosa carrera por una vacuna
Ciertamente, resaltan agencias como la AFP, la búsqueda de una vacuna contra la Covid-19 se tornará una vertiginosa carrera de obstáculos planetaria; estará marcada por desafíos financieros, expectativas frustradas, problemas de seguridad y una muy buena dosis de oportunismo y demostración de fuerza e influencias, incluso hasta mostrar cierto canibalismo.
Hasta el pasado 6 de julio, la OMS contaba 21 vacunas candidatas en etapa de ensayos clínicos con seres humanos en todo el mundo (frente a 11 a mediados de junio). Rusia ha declarado cuatro de ellas, un tercio del total lo concentra China y, por ser el país en el que brotó el SARS-CoV-2, virus responsable de la pandemia, desea convertirse en el primero en ofrecer la vacuna, para lo cual no duda en multiplicar sus investigaciones.
Otro de los estudios más avanzados se concentra en Gran Bretaña, el proyecto europeo de la Universidad de Oxford, en cooperación con la firma AstraZeneca; a ésta también se le ha acusado de caer en el soborno estadounidense. La administración de Trump asegura haberle desembolsado gran cantidad de recursos, unos “modestísimos” mil millones de dólares; y las autoridades del Reino Unido se han visto obligadas a diversificar sus intentos por conseguir el remedio.
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Por ahora, los resultados «mejor ponderados» los ha divulgado la Federación Rusa, pero los medios de occidente no se han hecho eco de los avances fuera de Europa y EE.UU; por el momento solo hay resultados parciales publicados destinados a esperanzar al gran público.
“Las empresas quieren mostrar que los procesos avanzan, pero lo que cuentan son los resultados. Y por ahora no los hay”, dice Daniel Floret, vicepresidente de la Comisión Técnica de Vacunas de Francia.
La partida en solitario por la vacuna
Por otra parte, gobiernos, organismos y fundaciones han lanzado campañas para recaudar fondos. La OMS y la Unión Europea han hecho lo propio; por ejemplo, y aunque han cursado invitaciones a Estados Unidos, éste país prefiere cabalgar en solitario en esta carrera, en lugar de sumar esfuerzos.
De hecho, #DonaldTrump lanzó su “Warp Speed” (que se traduciría como “Más allá de la velocidad de la luz”); consiste en intentar producir 300 millones de dosis de una vacuna efectiva hasta enero de 2021; se le suministraría, de manera prioritaria, a los estadounidenses. Sigue privando la parcialización en el acceso a una eventual y exitosa vacuna contra la Covid-19.
Seguridad contra errores
De cualquier forma, autorizar una vacuna contra el virus debe pasar por unos ensayos clínicos que generen pruebas suficientes sobre la seguridad, eficacia y calidad del producto, según advierte la Agencia Europea de Medicamentos (EMA).
Se pretende así evitar errores del pasado, cuando “cuando se estaban probando vacunas contra el MERS-CoV y el SRAS”, otros dos coronavirus cuyas pruebas en monos exacerbaron las dolencias en lugar de mermarlas o erradicarlas.
En el hombre, este fenómeno de agravamiento de la dolencia se vio en los años 60 con vacunas contra el sarampión, que debieron terminar retiradas del mercado.
Lo cierto es que los pronósticos más conservadores hablan de que habría que esperar, como mínimo, hasta principios de 2021 para ver una vacuna contra la Covid-19 lista, aprobada y disponible en cantidades suficientes para su uso mundial.
Mientras tanto, seguramente seguirán generándose episodios de canibalismo en medio de la premura de hallar la solución a un mal que ya suma a buena parte de la población mundial en un tedioso confinamiento y que ha recrudecido su embate contra los pueblos que se atrevieron a flexibilizar los cuidados a destiempo.
Francisco J. Figuera/VTactual.com
OMS identificó la vacuna contra el Covid-19 más avanzada hasta el momento