El partido de ultraderecha Vox, la tercera fuerza política en el Parlamento español, ni bien avanza la desescalada del confinamiento por el Covid-19 en España y ya ha decidido movilizarse, calentar la calle.
Este sábado, sacó a miles de personas en numerosas ciudades españolas para protestar contra la gestión del Gobierno de coalición progresista (PSOE-Unidas Podemos) en torno a la pandemia del coronavirus, y para exigir el fin de la limitación de movimientos impuesta por el Ejecutivo para frenar la enfermedad.

Como en Brasil, como en EE.UU., una virtual España gobernada por el franquismo habría desestimado el brote viral. Vox lo demostró este sábado al salir en bandada.
Franquismo toma cada vez más terreno
Este partido, que nació en 2013, vivió sus primeros años sin mucha presencia pública, pero irrumpió con fuerza en 2018, en plena crisis del independentismo en Cataluña y la moción de censura al Gobierno conservador del Partido Popular (PP) por corrupción. Ello llevó a Vox, en las elecciones generales de abril 2019, a entrar en el Congreso con 24 diputados, mientras el conservador Partido Popular (PP) obtenía los peores resultados de su historia, con 66 escaños.
La ultraderecha volvía al Parlamento español por primera vez desde 1982, cuando desaparecieron los partidos vinculados con el franquismo o la falange, y sus partidarios se refugiaron en el PP. Durante décadas la ultraderecha española estuvo ausente del escenario político, mientras esta ideología resurgía en Europa, con el Frente Nacional de Francia o la Liga en Italia.
Pero en la segunda década del siglo XXI, Vox irrumpió con líderes jóvenes y un discurso centrado en la defensa de la unidad de España frente a los nacionalistas, el rechazo a la inmigración, sobre todo la procedente de África, y la promoción de la familia y las libertades individuales, así como su rechazo a la realidad de la violencia de género.
Mejores posiciones
Desde entonces su ascenso no paró y en plena inestabilidad política nacional con la repetición de elecciones de noviembre de 2019, consiguió mejores resultados con 52 diputados, casi un millón de votos más, y le consolidó como tercera fuerza política.
Liderado por Santiago Abascal, antiguo militante del PP, el partido ha conseguido situar en primera línea del debate político la unidad de España, el nacionalismo y el desprecio al gobierno español, al que califica de “social-comunista”, sumado a su férrea oposición a la gestión de la pandemia del coronavirus por parte del Ejecutivo, y lo acusa de coartar las libertades de los ciudadanos y de ser el responsable de los “miles de muertos”.
La coartada del confinamiento
Vox utiliza justamente el argumento de las libertades coartadas para calar en la población más desesperada y angustiada ante la posibilidad de que el confinamiento por el Covid-19 le siga arrebatando más de su rutina.
“El Gobierno social comunista debe escuchar el clamor de los españoles pidiendo libertad», escribía Abascal esta semana en Twitter, desde donde alentaba las careloradas que se están produciendo en España estos días y en la que también están presentes grupos neonazis.

Mientras tanto, la dirección del PP coquetea con la frontalidad de Vox, busca imitarle y, en el camino, endurece el lenguaje en su oposición al Ejecutivo con argumentos que lucen mucho como los de la ultraderecha, que ya no simplemente conservadores.
Un sábado ruidoso
Luego de calles vacías producto del encierro forzoso, Vox convocó numerosas caravanas de autos que se pasearon por diversas calles de Madrid. El secretario general del partido, Javier Ortega-Smith, animó a los ciudadanos a sumarse a las denominadas «marchas de la libertad» convocadas en todas las capitales de provincia contra el Gobierno «criminal» de Pedro Sánchez.
«Esta es la movilización de la libertad y del derecho que tenemos a poder expresarnos sobre un Gobierno que consideramos criminal y nos ha mentido», expresa para regocijo de sus empresas de comunicación acólitas, mientras Abascal se le une con otros líderes como Rocío Monasterio e Iván Espinosa de los Monteros.
La escena se repite en Barcelona, donde cientos reproducen música militar desde sus vehículos, el himno español y gritan proclamas como «¡País socialista, país tercermundista!», mientras consiguen apoyo de algunos peatones desde las aceras. Le imitan Tarragona, Lleida y Girona, en Cataluña; o Logroño en La Rioja.
Mientras tanto, se anuncian más movilizaciones y de ello se encarga el secretario general del partido de derecha extrema, que no sólo llama a su militancia sino a todos los partidos políticos y todos los ciudadanos que quieran protestar contra el Pedro Sánchez y su coalición, a los que se les acusa de ocultar la cifra real de fallecidos por el coronavirus y se les pide «dimisión en bloque» de todo el Gobierno.
Se acercan nuevos días de crisis en el reino de España animados por la desescalada que impulsa el propio Ejecutivo y por los malestares que azuza la ultraderecha franquista entre la población.
FF/VTactual.com
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