Una de las zonas más turísticas de los Estados Unidos está en llamas. Desde la llegada del incendio Thomas en California, el pasado 4 de diciembre, han sido destruidas 709 casas y otras 164 han sufrido daños, así como estructuras comerciales, se supera el millar de construcciones dañadas o destruidas y más de 80.000 personas fueron evacuadas de sus casas.
Thomas es el quinto incendio más grande de la historia de California, y aunque ya para el miércoles estaba controlado en un 20%, sigue amenazando poblaciones y el peligro no ha pasado. Un cambio en los vientos de estos días puede echar para atrás el esfuerzo de las más de 7.900 personas que trabajan contra el incendio.
Los funcionarios se han concentrado en evitar que se desplace hacia el oeste, a las localidades de la costa. Los vientos han dado algo de respiro a los equipos en las últimas horas. La crisis de incendios que ha sufrido el sur de California en la última semana se ha debido a una inusual arremetida de los llamados vientos de Santa Ana, muy raros en diciembre.
Cuando soplan los vientos de Santa Ana, a finales de verano, el peligro de incendios es extremo. La semana pasada llegaron a superar los 100 kilómetros por hora. A esto se le suma un campo especialmente proclive a arder, ya que el invierno pasado fue uno de los más lluviosos de la historia de California, hasta el punto de que terminó en pocos meses con una sequía que duraba cinco años. Toda esa vegetación es ahora combustible seco para los incendios, por lo que los expertos del Estado advierten de que la situación de peligro no ha pasado y bien puede extenderse hasta Navidad.}
LS