Lars Von Trier llegó a casa. Y es que después de lo vivido en Cannes, el danés necesitaba unos brazos abiertos como los del público de Sitges que apreciara el arte detrás de la sangre en la película ‘The house that Jack built’, con un Matt Dillon brillante que se crece ante la caracterización de un asesino en serie que sueña con diseñar la casa perfecta mientras se complace descuartizando cuerpos.
La película, que se centra en las conversaciones filosóficas entre Jack (caracterizado por Dillon) y Verge (Bruno Ganz), quien figura como el confesor del asesino que se empeña en alegar que sus atrocidades sólo son arte para admirar.
A la par, de la proyección de esta cinta nos encontramos con el homenaje al valiente icono Pam Grier, exreina del blaxploitation (cine violento de los 70 destinado al publico afroamericano) y musa de Quentin Tarantino, que encabezó los repartos de Coffy (1973), Foxy Brown (1974) o Sheba Shane (1975), fue víctima de violación en dos oportunidades y a los 65 años se graduó de veterinaria.
Esta singular mujer que en 2010 publicó su autobiografía, habla sobre los malos y los buenos momentos sin distinción y se declara como feminista. También reflexiona sobre el racismo y cómo puede llegar a acabar con las aspiraciones de los seres humanos. Asegura que a pesar de lo que pueda pensar la gente, ser mujer le trajo muchos más problemas que ser negra.

Durante la sexta jornada del festival de Sitges que se realiza desde hace 51 años muy cerca de Barcelona, los amantes del terror, la acción, lo fantástico y la comedia negra pudieron deleitarse también con series como The Walking Dead, el remake oscuro de Sabrina: la bruja adolescente y otras locales como Castle Rock, Dorien y Folklore.
ARG