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#VTanálisis El sexo, la otra víctima del coronavirus

Angustiados por lo que nos depara el futuro, estresados ante el celo por las medidas higiénicas dentro y fuera del hogar, atravesados por la amenaza de que el Covid-19 se contagia a través de las partículas que se propagan por las vías respiratorias, lo que nos ha obligado a evitar los besos y los abrazos, la sexualidad en pareja sufre su recogimiento particular.

No sólo en casa. Para los que viven solos y solas, o no tienen hijos y habían establecido una relación recientemente, el confinamiento les barajó nuevas reglas de juego donde no cabe la posibilidad de los encuentros esporádicos ante la orden de cuarentena y el distanciamiento social.

Para los que no tenían pareja fija ni regularidad en sus relaciones, la posibilidad de encontrar sexo de ocasión también quedó vedada en la medida en que los bares, locales comerciales o sitios de alterne, quedaron reducidos a la modalidad de delivery o simplemente fueron clausurados hasta nuevo aviso.

Pero siempre hay quien resiste. En la famosa esquina de Curamichate, a escasos metros de la terminal de transporte público del Nuevo Circo, la prostitución callejera se propaga con la velocidad de los instintos, por una razón incuestionable: se trata del comercio carnal pobre, que se vende por 400 mil bolívares el rato en peligrosas pensiones sin las más mínimas condiciones sanitarias, exponiendo su propia salud y la de sus potenciales clientes por la necesidad de cubrir sus requerimientos de subsistencia básicos, más en una etapa donde ni siquiera se consigue efectivo a través de las agencias bancarias o del menudeo informal de la calle.

“¿Y no le temes al Coronavirus?” le preguntamos a una joven mujer que ofrecía sus servicios. “Yo no me acuesto con nadie que parezca enfermo”, fue su dramática respuesta.

Para los que tienen hijos y se enfrentan al tropiezo cotidiano, donde a veces se impone la violencia doméstica en los espacios reducidos de casa, la preocupación parece concentrarse en los asuntos urgentes de la familia y la resistencia del hogar, lo que ha relegado casi definitivamente la sexualidad durante estos casi dos meses de encierro.

Si bien la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha dejado bien claro que el nuevo Coronavirus -con alta tasa de transmisibilidad- no es una infección de transmisión sexual, ya que no se contagia a través de los fluidos genitales, las precauciones se han extremado, frenando incluso el simple contacto físico.

Pero la misma necesidad de afecto ha permitido la apertura de brechas de oxígeno virtual, como las apps de citas que mantienen un alto flujo de circulación en medio de la cuarentena, convertidas en salas de chat para el intercambio de conversaciones apasionadas.

A la par, el flirteo por Whatsapp frente a la realidad venezolana que agrega las dificultades de la comunicación por la vía telefónica convencional, ha permitido el escarceo sexual on line como un respiradero, hasta después de que pase la pandemia a ver qué pasa.

En última instancia, el autoerotismo y la masturbación para aliviar el deseo, se han impuesto como alternativas higiénicas y autoexiliadas para encontrar satisfacción sexual, como lo recomienda la sencilla guía del Departamento de Salud de Nueva York (https://www1.nyc.gov/assets/doh/downloads/pdf/imm/covid-sex-guidance.pdf) que viene siendo aplicada en varios países del mundo.

https://www.instagram.com/p/B79nxQeB6Re/?igshid=bk6b2miyt219

La nueva normalidad sexual

El problema es la rutina, advierte la sexóloga Florangel Parodi, quien establece algunas conclusiones a partir de las consultas que particulares y antiguos pacientes le solicitan vía Whatsapp o a través de sus redes sociales: @Florangel26 vía Twitter y @draparod por Instagram.

Al concentrar nuestras expectativas en los aspectos negativos de la pandemia, y al no salir de ciertos comportamientos habituales, las relaciones se estancan o incluso se deshacen.

“Hay parejas donde uno de los componentes está estresado o ansioso, entonces drena a través del ejercicio de la función sexual. Pero la otra parte se puede cansar. También hay parejas donde hay conflictos precedentes, donde el deseo sexual ya venía disminuido y una de las partes va a la relación sexual por cumplir, lo que hace que el conflicto se exacerbe” nos explica.

El otro aspecto que resalta es el brote del lado oscuro, donde hay situaciones de violencia de género que han desembocado en la violación dentro del matrimonio, evidenciando una sexualidad totalmente alterada.

“Hay algo que he notado en estos días de cuarentena: la gente que tiene algún tipo de disfunción sexual la ha visto aumentar, y se desespera por ser tratada en consulta. Parece que la frustración y la tristeza incrementan su disfunción”.

En su enumeración, agrega a los adictos al sexo. “También he recibido varias consultas al respecto, personas que están desesperadas, con una patología previa que estaba allí presente. A esas personas, para que desahoguen sus ganas, se les puede recomendar el cibersexo que siempre ha existido y es un mecanismo de satisfacción a distancia”.

Algo importante, que recomienda esta médica sexóloga egresada del Centro de Investigaciones Psiquiátricas, Psicológicas y Sexológicas de Venezuela, es la protección psíquica: se le suplica a las personas evitar todo lo que le pueda generar ansiedad, como la sobreinformación, las noticias amarillistas, falsos rumores, que van a alterar su estado emocional y por ende su comportamiento sexual.

No todo es catastrófico, parece observar. “En parejas bien conformadas, donde no hay conflicto, en algunos casos la frecuencia sexual ha aumentado. Ha sido un momento de más encuentro, de reírse, de conocerse más, por compartir las labores del hogar y el cuidado de los niños”.

Explica que la sexualidad está muy ligada a nuestra personalidad y aprendizajes obtenidos a lo largo de nuestras propias historias de vida, por lo que el comportamiento de la pareja en cuarentena se viene ajustando al contexto de cada quien.

Hay una gran variedad de conductas sexuales en función de esta situación, agrega, como las parejas que tienen niños pequeños donde el hecho de poder estar juntos y erotizarse se ve alterado porque los hijos quieren estar en la cama con ellos, incluso hasta altas horas de la noche, que es el único instante en el que pueden aprovechar.

La cuarentena ha sido un encontrarse con distintas realidades que estaban ahí presentes y no se habían notado porque cada quien salía a la calle, al trabajo, etc. Ha sido una oportunidad para conocerse a sí mismos y para interactuar con la pareja”.

A los que no tienen pareja, les sugiere el autoejercicio de la sexualidad, el autoerotismo, la masturbación, que fantaseen y visualicen situaciones eróticas que les permitan satisfacer lo básico.

Lo importante, parece ser la conseja de los expertos, es no dejar morir el amor, pero al contrario de la balada de Rocío Jurado, de tanto no usarlo.

Marlon Zambrano/VTactual.com

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