Todo se derrumbó. Los lazos que forzosamente pretendieron entablar el PSOE y Unidas Podemos, primera y cuarta fuerza política del reino de España, respectivamente, se rompieron de una manera mucho más rápida de lo que se trató de atar el trato. La ruptura, provocada abruptamente por Pedro Sánchez, deja pendiendo de un hilo la investidura del jefe de gobierno en funciones para el próximo 23 de julio.
Sánchez, líder del partido socialista, ha dado por terminadas las negociaciones con el líder de Unidas Podemos (UP), Pablo Iglesias, a quien ha cuestionado sus rígidos procedimientos para que su partido avance con rapidez hacia la investidura y se logre una conformación de gobierno en el cual UP tendría cargos relevantes en el gabinete.

El jefe de gobierno en funciones disolvió la alianza tras cuestionar que Iglesias planteó a las bases de su partido si están de acuerdo con brindar el apoyo a Sánchez, lo que a su juicio constituye una forma de negar el apoyo. «La consulta de Iglesias está trucada para justificar su no».
Las cinco ofertas rechazadas
Pedro Sánchez criticó a Pablo Iglesias y a su partido por haber rechazado hasta cinco propuestas realizadas por los socialistas. En la más reciente se incluyeron puestos para ministros técnicos para representantes de Unidas Podemos en el gabinete de gobierno. Esa última oferta también fue rechazada.
Este distanciamiento entre el PSOE y UP, también aleja las posibilidades de que Pedro Sánchez sea investido como jefe de gobierno en las sesiones que comienzan el próximo 22 de julio. Sin embargo una próxima votación, en la que se requiera el voto de la mayoría simple, le podría dar el respaldo que necesita, pero sin la solidez que buscaba.
RB