Tras la muerte de una joven palestina de 21 años en agosto pasado en Beit Sahour (Belén), tras difundir un vídeo con su novio, se generó una protesta, liderada por jóvenes y mujeres, que exigen a las autoridades contundencia contra la violencia de género.
El pasado 22 de agosto Israa Ghrayeb murió en un caso aún repleto de incógnitas y, aunque la investigación policial sigue abierta, muchos creen que sus familiares la mataron por lo que se denomina «crimen de honor», generalmente perpetrado por varones para vengar lo que consideran una afrenta al honor y moral de su familia.
Las protestas tomaron de forma moderada las localidades de Beit Sahour, Ramala y Jerusalén Este, con decenas o pocos cientos de personas para, según la activista de DDHH Amal Jayat, combatir la «epidemia de sexismo, acoso sexual, intimidación, abusos y agresiones» contra las mujeres.
El caso de Ghrayeb ha generado reacción social por cuanto esta maquilladora profesional murió poco después de ser dada de alta de un hospital donde estuvo por una lesión en la columna. Falleció de un infarto en su casa, pocos días después, toda vez que sus parientes aseguran que murió como resultado de “caer accidentalmente” al patio del domicilio familiar.
Sin embargo, en las redes se difundió una grabación en la que se escucha una voz que se atribuye a la chica gritando y pidiendo ayuda, mientras supuestamente se le está agrediendo en el hospital, lo que ha dado valor a la teoría de que la atacaron sus propios familiares.
El evento detonante
Todo esto habría ocurrido después de que difundiese un vídeo donde aparecía con su novio, con quien no le estaba permitido verse hasta formalizarse el compromiso, según las normas sociales.
Ante ello, el primer ministro palestino, Mohamed Shtayeh, debió reconocer en Facebook que se debe «fortalecer el sistema de legislación que protege a las mujeres» y anunció que la investigación avanza «significativamente», tras varios arrestos y decenas de interrogatorios.
FF