Las acusaciones contra el otrora poderoso productor Harvey Weinstein han desencadenado todo un debate y toda una campaña sobre la violencia sexual contra las mujeres: desde denuncias de superficialidad sobre el tema por parte de Hollywood, hasta cuestionamientos sobre el límite entre “galantería insistente o torpe” y el acoso.
Esto último es el caso de un manifiesto publicado por el medio francés Le Monde el pasado lunes, en donde un colectivo de mujeres alerta sobre ciertas desviaciones relacionadas a la libertad sexual de la mujer y un “totalitarismo purificador” que busca regresar a los valores victorianos en los que la mujer debía ser “pura”.
La carta, firmada por Catherine Deneuve y un centenar de mujeres, artistas, periodistas, editoras, actrices, como Catherine Millet e Ingrid Caven, entre otras, condena explícitamente toda forma de violación y abuso sexual pero defiende el derecho del hombre a “importunar” a las mujeres como parte de la libertad sexual al intentar seducirla. Además, condena la “campaña internacional de delaciones” contra “hombres-cerdos”.
Deneuve y las demás firmantes aseguran que era “muy necesario” la toma de conciencia por parte del mundo entero de lo que ocurre en Hollywood, así como en otras esferas de poder, donde algunos hombres abusan de su poder y cometen actos de violencia sexual contra mujeres, que en muchos casos, están en situación de desventaja.
“Pero esta liberación de la palabra se transforma en lo contrario: se nos ordena hablar como es debido y callarnos lo que moleste, y quienes se niegan a plegarse a esas órdenes son vistas como traidoras y cómplices”, afirma este colectivo.
“Como mujeres, no nos reconocemos en este feminismo que, más allá de la denuncia de los abusos de poder, toma el rostro del odio a los hombres y a la sexualidad”.
Esta misiva pública cuestiona la campaña #MeToo (Yo también), que se volvió viral en las redes sociales, especialmente tras la ceremonia de los Golden Globe Awards. Ya previamente, Deneuve cuestionó en octubre la campaña al considerar que se usan términos excesivos y que no soluciona realmente el problema. Hasta a Oprah le chispoteó el caso Weinstein.
En ese sentido, la carta señala que “esta justicia expeditiva ya tiene sus víctimas: hombres sancionados en el ejercicio de su oficio, obligados a renunciar (…) por haber tocado una rodilla, intentado dar un beso, hablar de cosas íntimas en una cena profesional o enviar mensajes con connotaciones sexuales a una mujer que no sentía una atracción recíproca”, al tiempo que denuncian el regreso de una “moral victoriana”, escondida bajo “esta fiebre por enviar a los cerdos al matadero”.
«Esta fiebre, de llevar a los ‘cerdos’ al matadero (…) sirve en realidad a los intereses de los enemigos de la libertad sexual, los extremistas religiosos, los peores reaccionarios y aquellos que opinan (…) que las mujeres son seres ‘especiales’, niños con rostro de adultos, que piden protección», concluyen las firmantes.
JA