“Venga abuelo y le cambio los billetes de 100 mil bolívares en puros de 10 mil. Así es más fácil que se los reciban”, ofrecía un ciudadano a las afueras del Banco Fondo Común (BFC) del Centro Comercial Plaza Mayor en Mérida, Venezuela.
Por disposición del presidente Nicolás Maduro, las entidades bancarias deben entregar el total de la mensualidad para los pensionados (Bs. 550 mil) a pesar de la fuerte escasez de dinero en efectivo que sufre el país caribeño producto de la hiperinflación y las mafias cambistas en Colombia.
Por tal razón, las entidades bancarias públicas y privadas han tenido que disminuir la entrega de efectivo a sus clientes durante los últimos 8 meses, por lo menos.
“Lo máximo que entregamos por taquilla es 100 mil bolívares en efectivo, sin embargo, la mayoría de las veces solo entregamos 10 mil. La gente se molesta pero es la única manera de atender por lo menos 200 personas. Si no ponemos un límite de entrega toda la remesa que viene de Caracas se nos va en 6 personas”, asegura un cajero del BFC.
“El negocio” de la crisis
A pesar de que la emergencia económica en Venezuela mantiene una muy pesada carga contra la mayoría de trabajadores asalariados y pequeños emprendedores, algunos inescrupulosos se aprovechan y han creado un “corredor de billetes” para vender el papel moneda en Colombia, principalmente en Maicao y Cúcuta, ciudades limítrofes con Venezuela.
“El negocio”, ilegal por demás, es traficar el efectivo a Colombia donde “lo compran” por 200% de su valor. Es decir, un billete de 100 mil Bs. es recibido y cambiado por 200 mil bolívares que son depositados a la cuenta del “vendedor”.
En el mercado negro de billetes venezolanos en Colombia solo reciben los de alta denominación: Bs. 100.000, 50.000. y 20.000.
La compra ilegal se da por la alta calidad del papel moneda de los billetes criollos que permite usarlos para falsificar dólares estadounidenses. “Los borran” y reimprimen sobre ellos divisas de 20, 50 o 100 dólares. Esta modalidad de falsificación ha sido descubierta hasta en Brasil donde las autoridades detectaron un cargamento de 5 contenedores de billetes venezolanos para ser usados por las mafias.
Daños colaterales de la guerra (económica)
La propia escasez de efectivo y la disparidad en los montos de los bienes y servicios hace que a los jubilados les resulte más práctico disponer de 10 billetes de 10 mil bolívares que de uno de 100 mil. Por eso -y a pesar de que saben que el papel moneda irá a parar con los falsificadores en Colombia- aceptan el cambio.
Según algunos presentes, esta modalidad se desarrolla en varios bancos ubicados en distintos centros comerciales de la ciudad.
“Por seguridad, lo hacen donde hay cámaras. Tampoco pueden dar la papaya de que los roben a ellos”, dijo toscamente el vigilante privado del banco quien destacó que en términos reales el cambio que se les ofrece a los clientes no constituye delito. “El problema está si usted quiere llevar gran cantidad para Colombia”, dijo.
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