Luego de siete días de violentas protestas en Nicaragua, con un saldo de 27 muertos, cientos de heridos y miles de dólares en daños patrimoniales, los analistas coinciden en que Estados Unidos pretende reeditar el guion de derecha que se utilizó en 2014 y 2017 en Venezuela para provocar un cambio de gobierno.
«La oposición se está convirtiendo en un factor de desestabilización», denunció Ortega, y enfatizó en que “el objetivo de los que dirigen estos planes criminales es destruir la imagen de Nicaragua».
Sin embrago, Ortega decidió revocar el proyecto de reforma de pensiones que desató la furia de la oposición local.
Antes, cientos de nicaragüenses manifestaron para denunciar la represión estatal que contuvo un movimiento de protesta que si bien se planteó inicialmente como pacífico fue incrementando su accionar vandálico hasta impulsar saqueos y ataques a instalaciones gubernamentales y unidades periodísticas que cubrían los eventos.
Para restituir la paz y fomentar el diálogo, la vicepresidenta y primera dama, Rosario Murillo, anunció la liberación de los detenidos en las acciones de calle. Reveló también que una policía murió el fin de semana en las protestas.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, hizo un llamado al gobierno de Nicaragua para garantizar la protección de los derechos humanos, “en particular el derecho a la reunión pacífica y a la libertad de expresión“.
Estados Unidos suspendió los trámites cotidianos de su embajada en Nicaragua y está sacando algunos de sus diplomáticos debido a las violentas protestas en el país centroamericano.
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