El impopular presidente argentino, Mauricio Macri, confirmó su asistencia al acto de toma de posesión del recién electo presidente de Brasil Jair Bolsonaro, que se celebrará el 1 de enero.
La llegada al poder del derechista brasilero, se genera en medio de muchas polémicas por sus posturas radicales ante temas como la homosexualidad, las mujeres, el calentamiento global y la seguridad nacional en el país, que a juicio del nuevo presidente responde a la conducta hamponil de los pobres en las fabelas.
El también derechista Macri, tiene puntos en común con la forma de hacer política de Bolsonaro. El mandatario resaltó recientemente que Brasil es el país vecino y socio «más importante» para la Argentina, por lo que acompañará a Bolsonaro en su ascensión al poder.
El canciller argentino, Jorge Faurie, aseguró en días pasados que «se necesita que el Mercosur se abra para tener mayor inserción con grandes economías», para lo que se requiere «liberalizar aspectos de la economía que permanecen muy cerrados», al remarcar la importancia de poder sellar un acuerdo con la Unión Europea.
Para Faurie el Mercosur «es el espacio más cerrado en el mundo», y las economías de Argentina y Brasil «tienen altísimos niveles de protección», pero el equipo de Bolsonaro apuesta a la apertura.
Lula seguirá tras las rejas
En un Brasil que se fractura cada día más, previo a la llegada de Bolsonaro a la presidencia, éste se asegura que su contrincante político más peligroso siga tras las rejas. Luiz Inácio Lula da Silva, seguirá privado de libertad por un juicio irregular en su contra, pese a los esfuerzos de sus abogados.
Aunque se adelantaron pasos para excarcelar al expresidente, por la parcialidad con la que actuó el juez que lo encarceló, Sergio Moro, quien luego fue anunciado como el próximo ministro de justicia del gobierno de Jair Bolsonaro), se desestimó lo solicitado por la defensa, por solicitud de más tiempo para analizar el caso. Entre tanto, Lula continuará tras las rejas.
EC