Recientemente, Ecuador y el resto del continente han visto como las diferencias en la forma de hacer política quedan en evidencia con las prácticas del recién electo presidente Lenín Moreno en contraste con su predecesor Rafael Correa, mientras las corporaciones mediáticas y una oposición derechista galopante hacen un festín para sacar provecho de ello y ganar terreno.
¿Pero está en juego de verdad la llamada Revolución Ciudadana, con los más recientes acercamientos tanto en los procesos de diálogo político ecuatoriano, como en las designaciones de funcionarios de alto gobierno y en decisiones importantes a nivel económico y social? ¿Cuál es el perfil del actual Presidente? ¿Realmente está traicionando al pueblo y a su partido?
A continuación, VTActual te muestra algunos datos para que saque usted sus propias conclusiones.
Lenín Boltaire Moreno Garcés es licenciado en administración pública egresado de la Universidad Central del Ecuador (UCE) y asumió la presidencia del Ecuador el pasado 24 de mayo por el partido de gobierno Alianza País en el balotaje, venciendo en una reñida disputa al candidato de la derecha Guillermo Lasso.
Moreno venía de ser electo y reelecto vicepresidente de la República por dos periodos consecutivos (2007-2009 y 2009-2013) durante la Gestión de Correa.
Moreno no comienza su carrera político-profesional allí. Luego de una breve pasantía en el ejercicio de la docencia a nivel secundaria, incursionó en el mundo del turismo con su propia empresa y ayudó a la conformación de la Cámara de Turismo del Ecuador, primero como presidente de la misma en Pichincha y seguidamente como director ejecutivo de la Federación Nacional de Cámaras de Turismo del Ecuador, hasta que en 1996 obtiene su primer cargo público.

Fue director administrativo del Ministerio de Gobierno durante la gestión de Abdalá Bucaram, nombrado por el entonces ministro Frank Vargas Pazzos. Entre los años 2001-2004, Moreno estuvo a cargo de la Dirección Nacional de Discapacidades, adscrita al Ministerio de Salud Pública en la transición de los gobiernos de Gustavo Noboa y Lucio Gutiérrez, respectivamente.
Con esto, se puede notar que incluso antes de su asunción como Presidente, Lenín Moreno ha estado asociado a la derecha ecuatoriana. Lo cual no va en contra de lo ya anunciado durante su campaña electoral y posterior llegada a la presidencia: que su gestión tendría otras relaciones con la prensa y los empresarios, así como medidas de austeridad y estaría enfocada a la «reconciliación» e inclusión de sectores de centroderecha al diálogo nacional para la recuperación económica, política y social del Ecuador, lo que ha generado polémica por sus involucrados.

Razón por la cual, el principal crítico a estas medidas ha sido el saliente presidente Rafael Correa (ya residenciado en Bélgica desde el pasado 10 de julio), quien ha señalado el acercamiento a personajes como la ex candidata Cynthia Viteri y a Dalo Bucaram, relacionados al “bucaramato” que tanto daño hizo al país y lo llevó al borde de la quiebra en la década de los años 90, y que forma parte de lo que el mismo “Mashi” llama la nueva “Restauración Conservadora”, que acecha al continente entero.
Más allá de las diferencias entre Correa y Moreno, impulsadas por la controversia de los medios, redes sociales y factores reaccionarios derechistas e izquierdista, ciertamente hay un notable distanciamiento en las formas de hacer política de la nueva gestión, que involucra al empresariado ecuatoriano en puestos de alto gobierno como en el caso de la cartera de turismo, solo por mencionar un ejemplo, o sus reuniones con los opositores alcaldes Jaime Nebot y Mauricio Rodas durante los procesos de diálogo que llevan a cabo.
Lo que llama poderosamente la atención y levanta las alarmas a nivel nacional y continental es que adicional a la conformación de la mesa de Diálogo Nacional, también se puso en marcha una comisión contra la corrupción por «el estado» en que habría dejado las finanzas ecuatorianas la saliente administración, luego de afrontar tragedias naturales y la inestabilidad de los precios del petróleo como una fuente principal de ingresos, a pesar de ser una economía creciente en la región.

Tomando en consideración que no se contó con la participación de sectores progresistas ecuatorianos, solo con la oposición al actual y saliente gobierno, comandado por Alianza País en la convocatoria, más las nuevas formas de persecución política que se han suscitado en Suramérica con los casos “impeachment” y otros similares, como lo ocurrido en Brasil con la Presidenta Dilma Rousseff y ahora con el precandidato Luiz Inacio “Lula” Da Silva; ante todo este panorama un tanto enturbiado y desfavorable, ya el Presidente Moreno salió al paso y, pese a las duras críticas de Correa, en un encuentro con los diputados en el Carondelet, ratificó su compromiso con su partido de gobierno el Movimiento Alianza País, la Revolución Ciudadana y el pueblo ecuatoriano.
A pesar de las diferencias tácticas y no estratégicas Moreno hizo un llamado a la concordia nacional para no dejar que factores internos ni externos fracturen la unidad en estos momentos difíciles en la región, a la vez que busca un liderazgo propio en Ecuador.
LM
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