Los últimos días, las diferencias entre el expresidente Rafael Correa y el actual primer mandatario ecuatoriano, Lenín Moreno, han ocupado gran parte de la atención en el continente suramericano.
Mientras el nuevo Presidente de la República hace acusaciones de supuesta «corrupción» durante la gestión de Correa, este último considera las palabras de su compañero de partido como un viraje que lo equipara con los sectores de la oposición del país que ambos han combatido estos años.
Pacto con Bucaram
El expresidente cuestiona acercamientos de la nueva gestión con los sectores que adversan a la Revolución Ciudadana, no por condenar el diálogo en sí mismo, sino que alerta a Moreno sobre sentarse “con quienes saquearon Ecuador».
Quien fuera vicepresidente de la anterior gestión se reunió en días anteriores con Dalo Bucaram, el hijo del expresidente Abdalá Bucaram, destituido en 1997, y quien ha sido férreo opositor al gobierno de Rafael Correa.
La intención de este acercamiento fue la de conformar una comisión contra la corrupción, aunque esta ya existía estando Correa en funciones, por lo que el expresidente considera que su sucesor está adoptando el discurso de la derecha sobre su mandato.
Al respecto, sentenció que nunca aceptaría tal pacto, que a su juicio atenta contra sus esfuerzos como mandatario.
«Nosotros nos dejamos la vida luchando contra la corrupción y jamás permitiré que nuestra lucha sea dañada», alegó.
Aunque a través de su cuenta en la red social Twitter aludió a su compañero en Alianza País, al hacer una publicación sobre el síndrome de abstinencia asociado al poder, Moreno ha dicho que no tiene intención de fraccionar a la izquierda de Ecuador ni desconocer los avances del movimiento político.
«Este presidente es de la Revolución Ciudadana, que quede bien claro”, dijo, mientras instó al pueblo ecuatoriano a valorar el aporte de Rafael Correa:
«No se olviden de la lealtad que le deben a este líder histórico”, quien fuera catalogado como el mejor presidente del mundo.
Hablar de la necesidad de «reconciliar» a Ecuador recuerda al discurso derechista durante estos últimos años, y aunque esto pueda catalogarse como una traición, también puede ser una actitud que busque dar respiro y aceitar a la Revolución Ciudadana en esta nueva etapa.
JI