“Leaving Neverland” el documental desarrollado por el británico Dan Reed, que gira en torno del testimonio de dos jóvenes que relatan cómo en su niñez fueron víctimas de abusos sexuales por parte de Michael Jackson, se alzó con el Premio de «Mejor documental” o “Especial de No-ficción» en la reciente entrega de los Premios de la Academia de Televisión”.
La reacción de la familia de Jackson no se hizo esperar. A través de un comunicado público enviado a Entertainment Tonight, criticó que se permitiera competir a esta producción en alguna categoría de los Emmy: “Que una película que narra hechos completamente ficticios esté premiada (…) en una categoría de no ficción resulta una farsa».
Dan Reed en el Ojo del Huracán
El creador de “Leaving Neverland” considera que este reconocimiento viene a “validar” una faceta polémica de Jackson. A su juicio, el público “no conoce todos los detalles” que muchos desearían enterrar y “olvidar para siempre”.
Es que el documental no sólo fue objeto de una gran polémica durante su estreno, sino que también fue consumido en masa por los que posteriormente se irían distribuyendo entre defensores y detractores del mismo. En el segundo grupo se encuentran los familiares de Michael Jackson y numerosos fans del Rey del Pop, que inundaron las redes con mensajes de indignación.
El cineasta sabía que ardería Troya, pero confiaba en las historias de Wade Robson y James Safechuck, los dos protagonistas y sus familias, por lo que siguió adelante:
«Nosotros fuimos los primeros que intentamos desmontar las historias de Wade y James, pero resultaron ser indestructibles (…) mi equipo y yo comprobamos cada dato minuciosamente. Todo encajaba. Y al final, algo que me salva es que el documental no va de Jackson, sino de las familias a las que sedujo».
Una crónica del desencanto
“Leaving Neverland” no pretende ser un juicio en contra de Michael Jackson. Es más una herramienta de curación para dos jóvenes que a criterio del crítico de cine Jorge Loser son “dos personas que aún sufren las consecuencias de una infancia arrebatada por la irrupción de un dios en sus vidas, una figura pública mesiánica que podría tener cualquier cosa menos el recuerdo feliz de su propia niñez”.
Los principales protagonistas
James Safechuck tenía 10 años cuando conoció a Michael Jackson en la grabación de un comercial de Pepsi. Al poco tiempo comenzó a acompañar al artista en sus giras. Su madre relata que ellos fueron los primeros invitados de Jackson que llegaron al Rancho Neverland. Sin embargo, no sospechaba lo que ocurria con su hijo en una serie de “salas secretas” que había por todo el lugar.
Wade Robson ganó un concurso en Australia imitando a Michael Jackson cuando tenía 5 años. El premio eran las entradas para el concierto que el artista daría en ese país. Allí se conocieron. Dos años más tarde se reencontrarían en Los Ángeles y comenzaría una historia de abusos sexuales que duraría siete años.
Debemos resaltar que los testimonios de Safechuck y Robson son totalmente creíbles y sustentados con pruebas fotográficas, videos y audios. La naturalidad con la que relatan su experiencia es franca y coherente. Es demasiado precisa y descriptiva para ser una invención.
Un alerta sobre cómo actúan los pederastas
Más allá del morbo que puede hacer esta historia atractiva para el espectador, “Leaving Neverland” tiene un alto contenido didáctico al ser una guía de ruta en los casos de pederastia; ya que el relato pasa por todas las fases de actuación de un depredador sexual.
En un principio, el pederasta comienza por ganarse la confianza de la familia hasta introducirse como un miembro más de ésta, hasta ir alejando al niño de sus padres para luego actuar en el espacio seguro que da la posición de indefensión del pequeño.
De acuerdo con Jorge Loser “La propuesta de Reed va más allá de crear un relato de terror para desacreditar a un personaje público, es un modelo de actuación para alertar a futuras víctimas”.
Los familiares de Jackson acusan a Safechuck y Robson de inventar esas historias y participar en el documental por dinero y ganar notoriedad. No obstante ambos resaltan que ninguno de los dos ha cobrado ni pretende cobrar un dólar por su participación en el documental.
En Conclusión “Leaving Neverland” – más allá demostrar la desviación sexual de una estrella muy famosa – también enseña de forma efectiva, que “en cualquier caso de abusos, los más débiles, las víctimas anónimas, tienen derecho a dejar oír su voz, a que su verdad sea escuchada de su propia boca”.
Enza García Margarit