Como practica social y colectiva, la conmemoración de un nuevo aniversario del natalicio de un personaje significativo, no solo se convierte en espacio de recuerdo y celebración, sino como momento propicio de reencuentro y conexión: Este 28 de julio traemos a Hugo Chávez Frías.
En el caso de la conmemoración de su natalicio genera múltiples reacciones. Para una gran parte de la población, celebrarlo, es identificarse con su proyecto y mantener vivo su legado.

Chávez y el pueblo venezolano: una misma historia
Hablar de Hugo Chávez es adentrarnos en las profundidades de la historia contemporánea de Venezuela. Desde aquella mañana de febrero de 1992, su figura se convirtió en el rostro visible de un pueblo que había sido olvidado.
Como actor social y político, encarnó y reavivó las esperanzas de una población que había sido excluida y abandonada por un sistema democrático basado en la exclusión y la desigualdad.
Rápidamente, su accionar activó un fenómeno emocional de conectividad y simpatía colectiva, pues Hugo Chávez no solo representaba la cara de un nuevo y necesario liderazgo, sino que se presentaba ante el pueblo, como un igual.

Así lo dejaría expresado en una de las declaraciones dadas a un mes de su encarcelamiento en 1992: “… se nos ha dicho de todo, desde neofascitas, asesinos, sediciosos. Somos gente común y corriente”.
Desde entonces, la población venezolana se conectó con un líder con una procedencia común. Un hombre que demostró que no era diferente, que contar su vida era contar la historia de su patria.
“Lo que sea por esa gente”
Hugo Chávez mostró su amor por el pueblo venezolano desde muy joven. En 1974, cuando aún era cadete, escribió un diario donde se puede encontrar ese sueño, esa necesidad de cambio digno por un país mejor.
En una de sus líneas señala: “ …Vi a los pequeños con inmensa tristeza, con su abdomen voluminoso, de seguro lleno de lombrices, de tanto comer tierra; descalzos, desnudos. Con un cuadro así, siento cómo hierve la sangre en mis venas, y me convenzo de la necesidad de hacer algo, lo que sea, por esa gente”.
Esa drástica realidad que le tocó vivir y percibir durante su vida activa como soldado, lejos de amilanarlo, lo impulsó a fortalecer su verdadera vocación: servir a su pueblo.
Desde el contundente Por Ahora, la firme expresión Me voy a las catacumbas a acompañar al pueblo, y la inmortal frase Chávez ya no soy yo, Chávez se hizo pueblo, siempre mostró su coherencia política, incorporándose como uno más y no como un líder ajeno a su pueblo.

“Dispuesto a todo por un pueblo”
Aquel niño que nació el 28 de julio de 1954, en Sabaneta, estado Barinas, creció y se hizo líder pero nunca dejó de sentirse parte del pueblo. El Presidente, el soldado, el político, el llanero, el pelotero, el vendedor de “arañas”, el padre, el hijo. Un personaje que, durante 20 años, fue cotidiano para todos los venezolanos.
En su accionar invocó siempre al pueblo como verdadero protagonista. Tal como lo dejaría asentado aquel 6 de diciembre de 1998, luego de su victoria electoral: “…para nada va a cambiar mi condición: !Soldado de un pueblo! !Hombre de un pueblo! !Luchador de un pueblo! Dispuesto a todo por un pueblo”.
Simón Sánchez/VTactual.com
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