Mujeres, hombres, niños y niñas secuestradas de las civilizaciones africanas y trasladadas involuntariamente a Venezuela y al resto del continente, fueron sometidos (as) a la esclavitud. El sistema esclavista se caracterizaba porque la persona pasaba a ser un objeto más del esclavista.
A los y las africanas les eliminaron sus nombres originales y les colocaron un nombre católico. Les importaba solo la agilidad y la fuerza física del ser africano para el trabajo en las haciendas de cacao, caña de azúcar, minas de oro, perlas, café, y el trabajo doméstico.
Los europeos sabían que esos hombres y mujeres tenían un conocimiento de la agricultura, el trabajo en las minas de oro y por eso muchos de ellos procedían de esas civilizaciones donde habían aprendido técnicas y aplicación de conocimientos en diferentes áreas productivas.
La crueldad de la esclavitud
Si una mujer esclavizada daba a luz, su hijo no le pertenecía, le pertenecía al amo y éste podía venderlo a otro esclavista, produciendo así un trauma en el niño y la madre que lo trajo al mundo. La posibilidad de constituir una familia en esas condiciones era muy difícil y causaba un trauma psicosocial.
A cada esclavizado o esclavizada se le asignaban mil matas de cacao y como decía el barón Humboldt, ese esclavizado durante un año podía producir 12 fanegadas de cacao equivalente a 50 kilos. En un año los 60 mil esclavizados producían 200.000 toneladas de cacao por un valor de cinco millones de pesos.
Las más grandes haciendas de cacao, durante el siglo XVIII, estaban ubicadas en Chuao, Choroní, Ocumare, Turismo y Guaiguaza (hoy estado Aragua), a lo largo y ancho desde La Guaira, Caraballeda, Naiguatá hasta Chuspa (estado Vargas), Caucagua, Capaya, Curiepe, Panaquiere, El Guapo, Cupira (estado Miranda), Aroa (estado Yaracuy); Barquisimeto (estado Lara).
El cacao venezolano en el siglo XVIII era exportado a España, Francia, Italia y Alemania.
A otros y otras esclavizados (as) los utilizaban para buscar perlas preciosas como en la isla de Cubagua, estado Nueva Esparta, a los cuales colocaban en una jaula y los hundían en el mar. Muchos murieron ante la falta de oxígeno en lo profundo de las aguas saladas.
A las mujeres en la esclavitud doméstica, tanto urbana como rural, las utilizaban para alimentar a los niños y niñas, amamantándolos con la leche que salía de sus senos y muchas veces no tenían suficiente líquido para amamantar a sus propios hijos.
En Venezuela los grandes esclavistas fueron, primero, los llamados blancos peninsulares, es decir los españoles, después los blancos criollos quienes conjuntamente con la Iglesia Católica intentaron someter a la sumisión eterna de la esclavitud a los africanos y africanas y sus descendientes.
La Iglesia inventó el catecismo de los esclavos a través del cual obligaban a los y las africanas (os) a asumir la religión católica por la vía de la imposición. La iglesia cobraba el prorrateo por cada esclavizado y esclavizada. El prorrateo era un monto en dinero que la iglesia exigía a los amos.
Cada esclavista impuso en sus haciendas un Santo Patrón por contribuir al proceso de sumisión a través de la catequización. Fue aquí, en Venezuela y América donde por primera vez en la historia un santo o una santa se convierte en Patrón.
En Venezuela la esclavitud se practicó en el sistema colonial y después de la Guerra de Independencia. Muy pocos fueron los lugares donde no se realizaron las prácticas esclavistas y genocidas, dejando una infeliz huella en la memoria histórica venezolana.
EL FIN DE LA PESADILLA
El 24 de marzo de 1854, el entonces presidente de la República de Venezuela, José Gregorio Monagas, firmó la aprobación de un decreto que ponía fin de forma definitiva a la esclavitud en la nación suramericana.
Este acontecimiento que ha quedado para la historia venezolana, ya había sido defendido anteriormente por un grupo de hombres y mujeres progresistas, participantes de la gesta independentista del país.
No fue hasta la llegada de Francisco de Miranda cuando él mismo convocó a los esclavos a formarse en filas en el ejército patriota, teniendo como recompensa la libertad.
Por su parte, el Libertador Simón Bolívar, a pesar de ser dueño de varias haciendas, fue el primero que comenzó a liberar a los esclavos que trabajaban para su familia, dando de esta manera el ejemplo y honrando además el compromiso que sentía con el presidente Alexandre Petión de Haití, quien durante muchos años encabezó la misma lucha.
Para el año 1816, Bolívar desde Ocumare de la Costa, dictó una proclama en la que manifestó:
«Esta porción desgraciada de nuestros hermanos que han gemido bajo las miserias de la esclavitud, ya es libre. La naturaleza y la política piden la emancipación de los esclavos: de aquí en adelante sólo habrá en Venezuela una clase de hombre, todos serán ciudadanos».
Luego de ponerse en marcha el ejecútese del decreto contra la esclavitud, el inmenso grupo de hombres y mujeres que fueron liberados comenzaron a desempeñar actividades relacionadas al campo y la ganadería como peones. ¿Pero cuáles eran sus condiciones de vida?
– Estos se encontraban bajo contrato con hacendados y ganaderos, en donde ejecutaban labores diarias como forma de pago por la estadía.
– Eran controlados por libretas o pasaportes que limitaban sus movimientos al cumplimiento de las funciones.
– El endeudamiento con frecuencia ante los patronos, quienes adelantaban el pago o mercancías en base a un salario mal remunerado que limitaba el pago de las deudas contrarias, conllevaba a los antiguos esclavos a permanecer por tiempo indeterminado junto a sus patronos.
En otras palabras, pese a que se decretó por ley la libertad de los antiguos esclavos, los afrodescendientes seguían atados a sus antiguos patrones ante su incapacidad de saldar «deudas», que en la mayoría de las veces, eran adjudicadas a seres que nunca aprendieron a leer ni escribir. El régimen quedó prácticamente intacto durante décadas.
LA NUEVA ERA DE LA DIGNIDAD
El presidente venezolano, Nicolás Maduro, anunció recientemente un Congreso Mundial de Movimientos Afrodescendientes, en Caracas, en el que se prepararán las demandas que se presentarán ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para la reparación de los pueblos que han sido sometidos al colonialismo y al esclavismo.
Desde el Palacio de Miraflores, donde el mandatario conmemoró los 50 años del asesinato de Martin Luther King, informó que la cita será el próximo 9 y 10 de mayo. Posteriormente se realizará una movilización mundial hacia diversos organismos internacionales.
El primer mandatario aseguró que la comunidad europea no ha cambiado su visión colonialista sobre los pueblos latinoamericanos y que los Gobiernos de España y Francia responden a una permanente acción “racista” contra Venezuela.
SC