Mientras los medios de comunicación hegemónicos del mundo entero centran su atención obsesivamente en la crisis política de Venezuela, a poco más de mil kilómetros de distancia, en el mismo mar Caribe, se escenifica otra crisis política con reales ribetes humanitarios, la de Haití, que al igual que la de Yemen, suele ser soslayada en la prensa mundial.

Desde hace ochos meses Haití, una nación castigada históricamente por desafiar el imperialismo europeo, experimenta una grave desestabilización política y económica, acentuada desde este mes de febrero con la paralización de las actividades en Puerto Príncipe, la capital, tras las protestas antigubernamentales opositoras.
En las multitudinarias manifestaciones que se extendieron por más de una semana murieron al menos nueve personas y se detuvieron servicios básicos como el suministro de agua, electricidad, combustible, hasta el mercado informal, sustento de más del 70% de la población aquejada aún por la profunda miseria y destrucción que dejó el terremoto de 2010.
Mientras tanto en Yemen, desde septiembre de 2014, se vive una guerra civil entre las fuerzas gubernamentales y las tropas rebeldes del movimiento Al Houthi. El conflicto se vio agravado severamente medio año después por la intervención de una coalición militar de nueve países árabes liderados por Arabia Saudita en contra del bando insurgente.
Ambas crisis implican el sufrimiento de millones de personas que padecen la falta de alimentos, infraestructuras sanitarias, medicinas así como oportunidades de desarrollo que son ignoradas en las pantallas mundiales y hasta en las redes sociales, a diferencia de la coyuntura venezolana que encuentra lugar de preferencia mediático con un trasfondo petrolero mal disimulado.
YBV