La guerra económica contra Venezuela se ha efectuado en distintos ámbitos, no solo desde el ataque cibernético a la moneda venezolana para provocar su devaluación, en lo concreto, la falta de efectivo vuelve las rutinas de la gente un infierno.
Cosas tan sencillas como pagar el pasaje en el transporte público, o un taxi, cancelar el estacionamiento, comerse un caramelo o sacar dinero de un cajero automático, son una verdadera pesadilla, razón por la cual, negocios que antes se pagaban en efectivo con total normalidad, ahora deben buscar alianzas con comercios cercanos para utilizar el punto de venta o flexibilizan y aceptan transferencias, uno de esos son los famosos moto taxis.
Franklin Marcano vive en Guatire y trabajaba en Caracas. Ganaba salario mínimo, gastaba el doble en pasaje. Llegaba al trabajo pendiente de meterse en cualquier momento en una cola de banco, cajero automático o conseguir prestado para devolverse a casa y regresar mañana al trabajo. Renunció.
Recientemente, María Colmenares debía pagar 10 mil bolívares por un estacionamiento, no había punto de venta, no tenía efectivo, ningún telecajero alrededor tenía, eran las 6 de la tarde. El operador del estacionamiento, ante la desesperación, sugirió que pagara con algo que pudiera comprar cerca por ese valor. Lo más económico fue una galleta que costó 25 mil bolívares, no hubo devolución de dinero.
Entretanto, lo que no se consigue en bancos, ni públicos ni privados, ni en comercios, se consigue por montones en una especie de mercado negro que vende cada billete por el doble de su precio. Mafias provenientes de Colombia comenzaron con esta modalidad, al principio, todos los billetes que faltaban, estaban el las ciudades colombianas fronterizas con Venezuela. Allí, venezolanos cruzaban y pagaban entre 50 y 100% (por punto de venta o transferencia bancaria) por su valor nominal.
A finales de 2017, un operativo policial dio con una mafia que tenía en su poder siete millones 798 mil 645 bolívares en efectivo, para ser comercializados. En esta zona al este de la ciudad, es común encontrar puestos donde se vende el dinero en efectivo como cualquier producto de feria.
Mercedes Franco (nombre ficticio, personaje real que prefiere ocultar su identidad por temor a represalias), denuncia que su vecina es gerente del Banco de Venezuela (banco estatal) en Ocumare, población ubicada en el estado Miranda. «Ella tiene acceso al efectivo de alguna forma, se lo facilita a su esposo y él lo negocia. Por cien mil bolívares puede cobrar 180 mil Bs o depende del grado de simpatía que tengas con él«.
Recientemente otro de los vecinos lo abordó para pedirle efectivo por una urgencia, el hombre contestó que en este momento no disponían porque su esposa está de vacaciones.
¿Se puede vivir sin efectivo?
El economista venezolano Juan Carlos Valdez, asegura que en la mayoría de los países del mundo, el dinero en efectivo representa solo 5 o 7% del total del dinero que existe, lo demás, es gestionado por vías electrónicas.
Consideró durante una entrevista en un medio nacional, en el país suramericano se maneja alrededor del 6%, sin embargo, esa tasa se impacta de manera negativa con los altos niveles de especulación y la extracción de la moneda nacional, por la que en Colombia pagan hasta el 50% más de su valor nominal. Valdez puso el acento también en las razones políticas, explicó que quienes están detrás de este contrabando y acciones contra la moneda nacional, persiguen la caída del Gobierno de Nicolás Maduro.
Frente a este panorama, afirma que comienzan a nacer formas alternativas de pago, que ya son costumbre en otros países, como mecanismos de pago a través del teléfono celular, que no necesariamente tiene que ser un aparto inteligente. Reseñó también sistemas de biopago o a través del código QR.
Este escenario es ya común en muchos países que decretan zonas como «Cash Free», como Suecia, Bélgica y Dinamarca, donde incluso hasta el diezmo, se paga por vías electrónicas.
Este camino parece ofrecer una salida a Venezuela, que prepara además una renovación de su cono monetario.
JS