A un precio de entre 10 y 15 dólares se comercializan actualmente las bombonas de gas propano o Gas Natural Licuado (GNL), — que comúnmente es utilizado en Venezuela para cocina —, en el mercado negro que es el que al presente parece ser el único que tiene cómo abastecer a la población.
Desde la clandestinidad y con el descaro como bandera, los revendedores de este combustible se aprovechan de la necesidad del 81 por ciento de la población que no tiene acceso al gas directo (metano).
Esto ocurre ante la mirada indolente de las autoridades, que aunque han realizado operativos en los que supuestamente se desmantelaron estas ventas ilegales, no han tomado acciones contundentes para que este tipo de desviaciones desaparezcan definitivamente de la sociedad.
En años anteriores, los problemas de distribución eran más frecuentes en el interior del país y zonas rurales, pero ahora incluso las grandes ciudades han visto mermado su acceso a este combustible, lo que les ha obligado a adquirir cocinas eléctricas o a preparar sus alimentos en fogones a leña improvisados.
En entrevista concedida a VTactual Agustín Morales, encargado de un centro de distribución de GNL en Caracas, reveló que en los últimos meses los inconvenientes para distribuir el servicio a las comunidades se han agudizado porque el Estado dejó de importar este combustible para pasar a resolver la escasez de gasolina, que también afecta la distribución de gas en todo el país.
De acuerdo con el censo realizado por este centro de acopio comunal, cada familia utiliza en promedio tres bombonas de gas mensuales. Sin embargo, lo único que pueden distribuir mensualmente por familia es apenas un cilindro.
Cada cilindro, de 10 kilogramos, se ofrece a un precio oficial de 22 mil bolívares. Sin embargo, este precio varía por sector o por ciudad, llegando a costar en el interior del país hasta 50 mil bolívares.
Ninguno de estos precios se encuentra en Gaceta Oficial, la cual no se actualiza el costo de este combustible desde el año 2006.
Paradójicamente a toda esta situación, Venezuela figura como el octavo país con más reservas probadas de gas, mismo combustible que ahora se pierde porque no hay proyectos para su explotación y exportación.
De acuerdo con Morales, otra de las causas por las que la distribución de gas ha decaído es la falta de materia prima para producir nuevos cilindros, por la paralización de Siderúrgica del Orinoco «Alfredo Maneiro» (Sidor).
Hace algunos años Venezuela intentó salirle al paso a este déficit produciendo desde PDVSA cilindros de plástico que en su mayoría han sido retirados del mercado por varias fallas que se presentaron en su funcionamiento.
Consultada por VTactual, Gladys Nieves, habitante de la localidad de San Martín y vocera de un Consejo Comunal en Caracas, confirmó que hace un mes esperan la distribución del gas en su comunidad y que hasta el momento la única respuesta que han recibido del centro de distribución es que no hay gas en el llenadero ubicado en Los Teques, estado Miranda.
«Este llenadero es el que distribuye a la mayoría de las comunidades del Distrito Capital y en los últimos meses había estado operando de forma normal. Pero hace mes y medio que supuestamente no llega gas a las instalaciones. Eso nos tiene preocupados porque la mayoría de las familias que habitan en el sector no tienen otra opción para preparar sus alimentos», aseguró.
Y es que actualmente en el mercado el costo de una cocina eléctrica de apenas una hornilla oscila entre los 10$ y los 20$. Aunque una familia venezolana pueda permitirse este lujo, considerando que el sueldo mínimo se ubica actualmente en menos de 4$, también depende de la estabilidad del servicio eléctrico en el país.
En cuarentena, lamentablemente, la fluctuación del servicio ha sido una constante. Este, como otros de los problemas que enfrenta el venezolano día a día, parece no tener solución.
*Nota: Para este trabajo se solicitó una entrevista a un gerente de PDVSA Gas, quien nunca dio respuesta a la solicitud.
Andreína Ramos Ginés/ VTactual
@aramosgines
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