Estados Unidos es una nación que, por décadas, ha sido inoculada mentalmente para auto catalogarse como “La potencia mundial” o “El mejor país del mundo”. Sin embargo, los hechos en la historia, arrojan una conclusión: los norteamericanos nunca estuvieron preparados para ello.
En el año 1969 parecía que la tecnología espacial estaba avanzada como para salir al espacio e incluso ir a la Luna, pero había una gran carrera intelectual entre países como Estados Unidos y Rusia (Carrera Espacial). Ambas naciones estaban muy avanzadas en el área, pero a diferencia de Estados Unidos, Rusia le llevaba la delantera y ya había lanzado previamente, en el año 1957, el “Satélite Artificial Sputnik”, que aunque no era tripulado por ninguna persona, convirtió automáticamente a Rusia en la primera nación de La Tierra en llegar al espacio.
Un año más tarde, tras ser elegido el trigésimo quinto presidente de los Estados Unidos, Jhon. F Kennedy, en una sesión Conjunta del Congreso y el Senado dijo:
“Primero, creo que esta nación debe asumir como meta lograr que un hombre vaya a la Luna y regrese a salvo a la Tierra antes del fin de esta década. Ningún otro proyecto individual será tan impresionante para la humanidad ni más importante que los viajes de largo alcance al espacio; y ninguno será tan difícil y costoso de conseguir”.
Luego en septiembre de 1962 pronunció un discurso en la Universidad de Rice en la que dijo:
“Ninguna nación que espere ser el líder de otras naciones puede mantenerse atrasada en la carrera por el espacio”.
Tras estas palabras del presidente Kennedy, el país se vio ante una fuerte presión, puesto que estaban obligados a destacar, a viajar a la Luna y de esta forma derrotar a su rival (Rusia) catalogándose como la mayor “Potencia Mundial”. Pero la realidad es que no estaban preparados para ello. Aquí es donde EEUU se desquicia por ganar esta carrera y entra en juego lo que conocemos como “El gran montaje”.
El viaje espacial de los astronautas estadounidenses sigue siendo puesto en duda. Ya se ha hablado mucho de la bandera que no debía estar ondeando y de los rastros de polvo en los pies del módulo Eagle. Los teóricos de la conspiración siempre han creído que el gobierno de los EEUU, desesperado por vencer a los rusos, en la carrera espacial, recrearon el aterrizaje lunar con Armstrong y Buzz Aldrin, a la cabeza de la misión, filmando en un set secreto que podría encontrarse en una de las colinas de Hollywood o en el interior del Área 51; todo dirigido por el cineasta Stanley Kubrick, dado que su película “2001: una odisea del espacio”, en 1968, demuestra que existía en aquel entonces la suficiente tecnología para crear artificialmente el espacio.
Una de las principales pruebas de que todo se trató de un mero montaje, fue la grabación donde se puede ver a Aldrin plantando la bandera americana y, ésta posteriormente ondeando en la luna, un hecho que muestra la presencia de viento, lo cual es imposible en el vacío del espacio. Pero ahora otras nuevas pruebas demostrarían la teoría conspirativa: la sonda no tripulada de China, Chang’e 3, hizo un aterrizaje exitoso en la luna, según informaron los medios estatales chinos. Las imágenes del rover lunar chino no muestran ninguna evidencia del alunizaje tripulado estadounidense, además revelan que el suelo lunar es de color marrón y no de color grisáceo como aparece en las imágenes presentadas por la NASA.
La Administración Espacial Nacional China publicó las primeras fotografías del suelo lunar y no coinciden con las mostradas por el que podría ser «el primer gran fraude estadounidense» sobre el cual comenzó a edificarse la supuesta superioridad de EEUU.
Esto indica que la famosa y honorable nación ha optado siempre por lo que llaman “la competencia desleal” y así ha decidido establecer sus principios a través de la historia. Podríamos hacer un recorrido en cámara rápida por todos los episodios basados en mentiras que han “justificado” acciones de esta nación en contra de otras. Pueblos completos han sido invadidos, bombardeados y arrasados, como en un cruel reality show, a partir de órdenes dadas desde el Pentágono o la Casa Blanca sin ningún tipo de piedad. ¿Es entonces el denominado progreso de un grupo de corporaciones multimillonarias, que dominan los centros de poder, la excusa perfecta para acabar con la humanidad de este planeta?
Recientes fraudes mundiales gestados en EEUU
Atentado del World Trade Center
Luego de los atentados del 11S en EE.UU. surgieron numerosas evidencias que desmontaron la versión oficial de los hechos. Transcurridos más quince años son muchas las preguntas que aún esperan ser respondidas.
El atentado terrorista más impactante de la historia que dejó un total de dos mil 843 muertos y cerca de seis mil heridos está basado en teorías de conspiración, datos e investigaciones inconclusas y un gran oscurantismo en general.
El Gobierno de George W. Bush aseguró que el ataque fue un atentado terrorista, y lo atribuyó al grupo extremista afgano Al Qaeda, liderado en aquel entonces por Osama Bin Laden. Varios investigadores y analistas descubrieron algunas inconsistencias y disparidades entre la información ofrecida y los hechos del 11S. La mayoría coincide en que se trató de un autoataque, pensado por la cabeza estadounidense con el propósito de justificar los bombardeos a naciones autónomas como Irak y Afganistán, apoderarse de los recursos de esos países y enriquecerse a través del negocio de la defensa.
Antes de que los Bush se instauraran en la presidencia de Estados Unidos ya se sabía de sus negocios con los Bin Laden, pero luego del “ataque terrorista”, investigadores develaron mucha información sobre las grandes inversiones de ambas familias en diferentes empresas, mayormente dedicadas a la extracción y procesamiento del crudo.
A finales de 1980, cuando George H. Bush llegó a la presidencia de EE.UU., obtuvo la concesión petrolera de Bahreín, lo cual le fue posible gracias a la ayuda de Salem Bin Laden, hermano mayor de Osama. Para ese entonces, George W. Bush, el hijo, dirigía la empresa texana de hidrocarburos Harken Energy Company.
Bush hijo controló además las petroleras Arbusto’79 Ltd y Arbusto’80 Ltd donde el empresario James Bath, administrador de la familia Bin Laden, realizó grandes inversiones en representación de un grupo de saudíes; así indicó él mismo en declaraciones juradas.
Según informa Michael Moore en su documental Fahrenheit 9/11, los Bush y los Bin Laden tenían inversiones en The Carlyle Group, una empresa que ganó mucho dinero luego del 11S por tener uno de los mayores contratos en defensa de Estados Unidos.
La opinión pública mundial conoce que las múltiples grabaciones del atentado sólo constatan que el derrumbe de las torres gemelas se debió a una implosión y no al colapso de sus estructuras. Los expertos afirman que la mecánica de flujo de las emisiones de las torres sugieren que existían explosivos de alto poder dentro de ellas. Un avión en el Pentágono que deja una estela fácilmente reconocible como un misil. La cobertura inmediata de los medios y un presidente que obtiene de este lamentable suceso la mejor excusa para sus inmediatas acciones de guerra y el resguardo de grandes intereses económicos.
EEUU encontró en Afganistán importantes yacimientos de minerales como cobre, hierro, cobalto, oro y litio (importante para la fabricación de baterías y teléfonos celulares), cuyo valor se estima en un billón de dólares.
¿Quién ganó más con el ataque terrorista de las torres gemelas? Sea usted el juez que emita el veredicto final.
Irak y las supuestas armas de destrucción masiva
Se trató de la misma guerra orquestada por George Bush, padre, y George W. Bush, hijo, en la denominada Guerra del Golfo. La estrategia fue la siguiente: convencer al mundo de que Sadam Hussein llevaba adelante un régimen totalitario y criminal y que estaba en condiciones de producir armas de destrucción masiva. El único y verdadero interés estaba en la riqueza petrolera de la zona y la frustación norteamericana de no poder controlarla, montada en un conficto que se inició con el país vecino-aliado de EE.UU., Kuwaitt. Fue una guerra que (como todas) terminó con la muerte de gente inocente y un brutal desfile armamentista, en el que la coalición internacional (conformada por 31 países) con Estados Unidos a la cabeza, difundió y probó todo su potencial bélico.
Muerte de Osama Bin Laden
El hombre que se encontraba entre los diez más buscados por el gobierno norteamericano, es silenciosamente asesinado y dispuesto su cuerpo convenientemente, sin que haya una fuente fidedigna ni organismo internacional que lo constate. ¿Por qué no capturarlo y entregarlo ante la justicia norteamericana para que purgara sus crímenes como cualquier otro criminal?.
El 1 de mayo de 2011 un comando de élite navy seals, compuesto por 24 efectivos, atacó la residencia en la cual se ocultaba Bin Laden en las afueras de Islamabad, Paquistán. La pista que llevó a la inteligencia norteamericana a dar con el terrorista fue proporcionada, bajo tortura, por Khalid Shikh Mohamed, uno de los ejecutores de los atentados del 11 de septiembre de 2001, encerrado en la base naval de Guantánamo en Cuba.
Según la hija de doce años de Bin Laden, éste fue capturado vivo y ejecutado por los soldados norteamericanos. Esta información fue confirmada en un artículo publicado por la revista The New Yorker el 2 de agosto. El cadáver del mismo fue retirado por los norteamericanos. El ejército paquistaní que accedió al recinto, una hora después del ataque estadounidense, junto a cuatro cadáveres acribillados, encontró a 16 personas maniatadas con bridas de plástico. Tras la operación, los militares de Estados Unidos volaron hacia Afganistán.
Aunque en un comunicado atribuido a la red Al Qaeda que fue divulgado en Internet, se confirma la muerte de Osama Bin Laden, numerosos medios de prensa y personalidades a nivel mundial han expresado sus dudas sobre la muerte del terrorista entrenado por los EEUU.
Seymour Hersh, investigador de 78 años, con un premio Pulitzer por desvelar la matanza de My Lai, sostiene que todo el operativo y posterior abatimiento del líder de Al Qaeda, que culminó con el lanzamiento de su cadáver al mar es mentira. Y, por el contrario, Estados Unidos y Pakistán habrían llegado a un acuerdo, a cambio de 25 millones de dólares, con un ex general pakistaní para dejarlos entrar y «matar a Osama Bin Laden».
La versión es apoyada por personalidades de gran prestigio en el ámbito de la información en Estados Unidos entre los que destaca el ganador de dos Pulitzer y ex subdirector del Washington Post, Steve Coll, quien ostenta uno de estos premios por un libro sobre la CIA y Osama Bin Laden.
Carlotta Gall, corresponsal de «The New York Times» en Afganistán y Pakistán durante 12 años, afirma que Pakistán estaba manteniendo a Bin Laden en una especie de ‘arresto domiciliario’ en Abbottabad.
Mientras el entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama, reitera que no hay dudas de que el comando especial norteamericano mató a Bin Laden, durante el operativo en Pakistán, los hijos del hombre más buscado por el gobierno estadounidense cuestionaron en un comunicado por qué su padre no fue detenido y enjuiciado.
Sobre su ejecución sin juicio opinó el fiscal del Proceso de Nuremberg, Benjamín Ferencz: «No me gustó ver al presidente de Estados Unidos y Premio Nobel de la Paz anunciando en televisión la muerte de Bin Laden. No lamento su pérdida, pero como abogado me parece que disparar en la cabeza de un hombre en pijama, hacer desaparecer su cuerpo y a los testigos, apesta. Me hubiera gustado ver a Bin Laden en un juicio. Si le matas, te creas más enemigos. No puedes matar una ideología con un arma, necesitas una ideología mejor”.
El ministro iraní de inteligencia, Heydar Moslehí, reveló una semana después del operativo anunciado por los Estados Unidos, que existen pruebas e informaciones fidedignas de que Osama Bin Laden murió mucho tiempo antes y por una enfermedad. A esa versión se sumó el exagente de la CIA, Berkan Ashar, quien declaró a un canal de televisión ruso que Bin Laden murió en 2006 y fue enterrado por sus guardaespaldas chechenos. Los norteamericanos presuntamente sólo habían encontrado su tumba.
Ante la falta de imágenes oficiales que apoyaran los planteamientos de la Casa Blanca sobre el asesinato de Bin Laden, la televisión paquistaní Express TV difundió fotos que supuestamente muestran al líder de Al Qaeda, pero que según el criterio de expertos, son falsificaciones.
Hasta cuatro veces ha cambiado de versión la Casa Blanca a la hora de explicar cómo los Navy Seals terminaron con el enemigo número 1 de EE.UU. Han pasado más de cinco años del anuncio de la muerte del terrorista, antes amigo y socio de los EE.UU., después declarado enemigo y asesinado. Hoy las dudas persisten.
La grave patología de los Estados Unidos
Tal como un niño criado excesivamente egocéntrico, narcisista y malcriado, moldeado para alardear que es el centro del mundo, con unos niveles sumamente altos de no percepción de sí mismo. Incapacitado para ver sus propios errores y contar con una dosis de humildad para su auto-análisis y corrección, así es el pequeño gran monstruo país norteamericano. Pequeño porque realmente no puede ver a lo que lo ha llevado su propia neurosis de “querer ser superior y de vivir para ser el mejor” a costa de cualquier consecuencia y por encima de la integridad de sí mismo y de los demás.
Estos niveles peligrosamente patológicos de la nación gringa llevan a cuesta millones de muertes de sus propios ciudadanos, que han ido a la guerra, creyendo que defienden un malentendido y supuesto «nacionalismo» promoviendo “el American Dream”. Además pesa sobre sus hombros los asesinatos de millones de personas, de diferentes nacionalidades, por esta letal obsesión de querer ser el policía del mundo.
Tanto que han criticado la supuesta «ideologización de los comunistas” y no se dan cuenta que no hay mayor lavado de cerebro que su propia arrogante idea de creerse infalibles, invencibles, invulnerables, como “un gran dios” que no puede trascender su básica intención de besarse el ombligo y pretender que toda la población del planeta aplauda silenciosamente.

Ha llegado a la escena del propio piso gringo el que será el mejor maestro o el peor victimario para los Estados Unidos de Norteamérica: un multimillonario ególatra, visceral e impulsivo y con un gran toque demencial que ha convertido a la estatua de la libertad en un perfil de piedra aterrorizado por la incertidumbre: el presidente estadounidense número 45, el señor Donald Trump.
Al mejor estilo del “Presidente Snow” co-protagonista de las famosas películas que conforman “Los Juegos del Hambre”, Donald Trump parece que superará los planteamientos de Hollywood con su particular forma de ser y estilo de gobernar. Quizás represente el mejor espejo de la sociedad norteamericana en los últimos tiempos.
Este 20 de enero de 2017 parece que ha iniciado una nueva e impredecible historia, particularmente para los estadounidenses, con la toma de posesión del nuevo presidente electo por “la mayoría” que dicta las reglas del proceso electoral de ese país y que aún es definido por muchos como “la mejor democracia del mundo”. Durante los próximos cuatro años podremos ver si una buena dosis de su propia medicina le trae algunos aprendizajes al “coloso” de la famosa bandera roja y azul con estrellas.
Donald Trump es el mejor espejo de la sociedad norteamericana
Una nación con las manos llenas de sangre aún ni siquiera sabe que debe responsabilizarse y purgar sus culpas. El 11 de septiembre de 2001 un doloroso y trágico episodio, llegó como un boomerang, derribando las torres gemelas y asesinando a miles de norteamericanos de la forma más traumática y condenable que la imaginación encuentre como posible. Pero en vez de hacer una revisión y limpieza profunda en casa, y realizar una seria investigación que lograra descartar completamente las aún vigentes teorías del auto-atentado ejecutado por George W. Bush y compañía, entonces los gringos levantaron una nueva bandera: “Tenemos derecho a matar a quien se nos dé la gana para luchar contra el terrorismo y conseguir la famosa seguridad que nos arrebataron”. Más vueltas para la rueda kármica de una nación (El karma es el principio universal que nos dice que toda acción tiene su reacción) con una arrogancia exagerada y con un ego colectivo, que no logra avanzar en conciencia, porque pretende edificar su poderío y supremacía sobre la completa ruina de los pueblos.
Esto denota una ignorancia absoluta, por parte de los gobernantes de EEUU, de la Ley Universal de Causa y Efecto que puede evidenciarse en la historia personal y colectiva de los seres humanos.
Resulta particular entonces la inesperada llegada de Donald Trump a la presidencia de una nación que aún no se percibe en el estatus en el que se encuentra: como un país INMORAL ante los ojos del mundo. Queda por ver si Trump será entonces un nuevo victimario para el mundo o quizás para los propios norteamericanos. A veces un buen escarmiento se da cuando tienes en casa la misma ley de la selva que has impuesto a los demás por décadas.
La extravagancia del ascenso de Trump podría comenzar a parecerse a la de los emperadores romanos. Bastaría con estudiar los detalles de los hábitos y del comportamiento de aquellos reyezuelos y establecer puntos de comparación con el multimillonario y su familia. Sin embargo, es necesario reconocer que Trump emerge y se muestra como la fiel expresión de su clase social: la que tiene el poder del dinero. Con un discurso menos hipócrita que el de sus antecesores en la Casa Blanca, dice lo que piensa y es sincero al afirmar una frase que lo resume todo: «Primero Estados Unidos».
Casi todas las agencias internacionales afirman que Trump asciende al poder con niveles muy bajos de popularidad y que las fuertes protestas en su contra son una constante en Estados Unidos. Hasta CNN, el día antes de la toma de posesión, realizó un reportaje especial sugiriendo que «alguien nombrado por Obama podría sustituir a Trump si este falleciera durante la investidura». Ya nada sorprende y las reacciones de distintas corrientes ideológicas del mundo entero no se hancen esperar.
Por su parte la historia contemporánea ha continuado haciendo su trabajo. Julián Assange y Edward Snowden son los hombres que mejor han logrado desnudar el sistema creado por “Gringolandia” en los últimos tiempos, al hacer pública la dictadura, que ya no sólo ejecutan al exterior de EEUU, si no de la que ahora son víctimas sus propios ciudadanos. Sustituyeron el ideal de “libertad” por el de una supuesta “seguridad”, violando el derecho a la privacidad de los propios norteamericanos y de cualquier extranjero sin importar las consecuencias; con altos funcionarios diciendo perversas mentiras una y otra vez ante su propio Congreso. Ahora una gran piedra cae, se revierte, y rompe los cimientos revelándose contra la NSA, la CIA y todo el imperio de las agencias de inteligencia estadounidenses. Los antivalores sobre los que se levanta esta monstruosidad, que protege al gran capital mundial, tienen ahora mismo ilimitadas consecuencias y desenlaces para los ciudadanos de a pie.
En este caso Donald Trump ha afirmado públicamente que no confía en las agencias de inteligencia de su país. El director de la CIA (saliente), John Brennan, fustigó y lanzó una amenaza al presidente electo: «Piense bien lo que diga y tenga cuidado con Rusia». Este enfrentamiento puede tener consecuencias que aún no se pueden predecir.
En cualquier caso: la información, las finanzas y las armas son las tres herramientas que Estados Unidos usa y seguirá usando, de forma letal, para someter y no para liberar a la gente; esa es la simple verdad. ¿Cuánta dignidad y soberanía ajena no ha violado Estados Unidos a nombre de la libertad?.
Ahora Donald Trump aparece en el escenario y no de un concurso de belleza tal como estaban acostumbrados a verlo… ahora es el Comandante en Jefe de la nación más poderosa “materialmente” del mundo, pero tal vez, la nación más pobre moral y espiritualmente que podamos guardar en la memoria.
Donald Trump, el mejor espejo de la sociedad norteamericana, a partir de ahora, es quien llevará la huella del scanner que puede activar el maletín nuclear del cual depende el destino de toda la humanidad… Como diría Hollywood: “Bienvenidos a la cuadragésima quinta edición de Los Juegos del Hambre y que la suerte siempre esté de tu lado…”
EC