La administración del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, arrancó con una imagen de mano de hierro frente al mundo tras atacar unilateralmente una base militar siria, en respuesta a un supuesto ataque con armas químicas que le atribuyeron, sin completar aún las averiguaciones al gobierno de Bashar al-Asad.
Pero por otra parte, la misma imagen mermó ante el desparpajo de la República Democrática Popular de Corea, que ante las amenazas norteamericanas no dejó de realizar pruebas de misiles balísticos, y mantiene su rumbo bélico de manera tajante.
Así lo advierte el experto ruso en geopolítica Iván Danílov, en un reciente artículo para Sputnik, donde además resalta que esto último ha llevado al gobierno estadounidense a buscar nuevos blancos para limpiar su imagen de potencia militar.
El problema está, dice Danílov, en que un posible conflicto en la península de Corea supondría –por ser de gran escala- grandes inconvenientes para la economía estadounidense, algo similar a lo que pasaría si se termina de globalizar el conflicto en Siria, del cual ya son parte.
Por este motivo, las autoridades norteamericanas han dirigido sus miradas hacia otras zonas donde desatar su poderío sería “más seguro”, afirma el experto ruso, para quien la situación estaría más o menos definida.
“Hay un riesgo considerable de que los siguientes Tomahawk norteamericanos vuelen hacia Irán», dice Danílov en su texto, donde enumera los “beneficios” que supondría para Trump atacar al país persa:
Para empezar, tendría una ventaja de imagen con respecto a su predecesor, Barack Obama, quien no fue tan duro como se esperaba con la nación iraní, con la cual terminó firmando un acuerdo nuclear que ya ha sido duramente criticado por el actual inquilino de la Casa Blanca.
Dicha operación militar sería bien recibida por los grandes aliados norteamericanos en la región, Arabia Saudí e Israel, para quienes Irán representa un claro enemigo en un territorio común. Por este motivo, no sólo avalarían la guerra sino que la apoyarían militar y logísticamente.
“Además, el vacío de poder dejado por el colapso del país sería rápidamente llenado por grupos radicales que amenazarían a los países cercanos, entre ellos Rusia”, cita la reseña de Sputnik.
Otra ventaja, considera Danílov, sería el alza de los precios petroleros, lo que le vendría muy bien tanto a los saudíes como al mismo Estados Unidos, que invertiría una gran cantidad de dinero en una operación militar a gran escala. A la vez, generaría colateralmente daños a China, cuyo principal proveedor de crudo es precisamente Irán.
El analista geopolítico reconoce, no obstante, que también hay ciertas complicaciones para que la administración estadounidense tome la decisión de desencadenar el conflicto, y entre ellas destaca la presencia de sistemas antiaéreos rusos en la nación persa, además de la falta de apoyo con la que contaría desde la Unión Europea, beneficiada económicamente por el acuerdo nuclear firmado en 2015.
JI