Diversas agrupaciones de izquierda de Ecuador vienen advirtiendo, desde hace algún tiempo, que EE.UU. quisiera tener una nueva base en el país andino, para lo cual estaría impulsando un intenso lobby con el Gobierno de Lenín Moreno.
No obstante, el embajador saliente de Washington en el país, Todd Chapman, desmintió la especie y aseguró a agencias que la seguridad del país, incluso la lucha contra el narcotráfico, “no requiere de una base militar estadounidense en Ecuador”, como ocurrió hasta 2009 con la de Manta.
A los medios, el funcionario expresó: «No es del interés de EE.UU. usar los métodos del pasado para confrontar los desafíos de hoy».
Asegura que no hablan de bases
Ecuador, que no produce cocaína, resulta una de las vías favoritas de salida de la droga colombiana, por lo que la nación norteamericana siempre ha tenido interés en que la cooperación se estreche lo más posible.
Pero Chapman, al menos en el ámbito de las declaraciones, destacó que hoy que «no estamos hablando de bases, no estamos hablando de la llegada de centenas y millares (de personas) de EE.UU.», insistió.
En 1998, el presidente ecuatoriano, Jamil Mahuad, cedió a EEUU el control de unas instalaciones aéreas en Manta, en el noreste del litoral del país, para el control del narcotráfico y de posibles barcos con emigrantes irregulares, la cual fue cerrada en 2009 por el presidente Rafael Correa que, además, incluyó en la Constitución la prohibición de que fuerzas extranjeras puedan estar estacionadas en territorio ecuatoriano.
Las sospechas están latentes
La renovada cooperación bilateral en materia de seguridad ha despertado el recelo de grupos de izquierda de que el actual presidente, Lenín Moreno, pueda llegar a aceptar algún tipo de presencia estadounidense.
FF