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Despiertan otras fuerzas en la política venezolana

El Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y aliados del Gran Polo Patriótico se llevaron 308 alcaldías de 335 posibles durante las elecciones municipales realizadas este domingo 10 de diciembre en Venezuela, consolidando una inobjetable mayoría política y electoral para el chavismo.

En dicha cita, un total de 9 millones 139 mil 564 venezolanos se manifestaron, el 70% (6.517.605) lo hizo en respaldo de los candidatos chavistas a las alcaldías, y a la gobernación del estado Zulia, que se encontraba desierta por la negativa del opositor electo en previos comicios a juramentarse ante la Asamblea Nacional Constituyente.

Aunque el PSUV se alzó con el triunfo de manera tan clara, hubo un par de situaciones que muestran que hay incluso más chavismo y liderazgos, que el de su principal tolda, lo que a la luz de los resultados habla de un amplio dominio del escenario político local.

En el estado Lara, al occidente del país, una comuna, El Maizal, decidió en asamblea postular a uno de sus miembros, el también constituyente Ángel Prado, a la alcaldía del municipio Simón Planas.

Varios partidos del GPP, como Tupamaros, ORA o Patria Para Todos (PPT) manifestaron su apoyo a la candidatura de Prado, cuya solicitud por esta última organización fue avalada por el Consejo Nacional Electoral (CNE). La Asamblea Nacional Constituyente (ANC), no obstante, emitió una orden al poder electoral de no admitir candidaturas de miembros de esa instancia plenipotenciaria sin recibir una autorización firmada por la ANC, que en este caso no llegó a emitirse.

Por lo tanto, la sustitución de candidato por parte del PPT, que ya tenía su postulado junto al PSUV antes de la incursión de Prado, no fue finalmente respaldada en el seno de la instancia electoral.

Aún así, los comuneros y el propio Prado, amparados en los papeles ya firmados previamente por el CNE, continuaron su campaña hasta el último día, y en efecto PPT obtuvo el 57% de los votos del municipio, los cuales le sumaron al candidato del PSUV, Jean Ortiz.

Mientras se juramentaba este último como nuevo alcalde de la localidad, el pueblo de El Maizal y Simón Planas alzaba su voz afuera del recinto. Alegan que sin los votos del partido azul, que ellos dieron para Ángel Prado, el candidato Ortiz no superó el 35% de los votos, por lo que el legítimo alcalde sería el comunero.

Algo parecido sucedió al otro lado del mapa nacional: en el municipio Libertador del estado Monagas, el también constituyente y comunero Régulo Reyna fue postulado por el Partido Comunista de Venezuela, en sustitución de Manuel Presilla.

Aunque Reyna ganó con el 62% por encima del candidato del PSUV, el hasta entonces alcalde José Figuera, se ha alegado que la ANC tampoco dio el permiso a Reyna, por lo que iban a proceder a juramentar a Presilla en su lugar. No obstante, ante las protestas a esta tentativa, se pretendía juramentar al anterior postulado.

Este último se negó a asumir, sabiendo que no le correspondía, por lo que la Alcaldía quedó desierta y finalmente se proclamó al presidente de la Cámara Municipal, Carlos Requena, como encargado a la espera de una nueva convocatoria a elecciones en la localidad, por parte de la ANC.

Estos casos representan una muestra del pueblo ejerciendo el poder que es llamado a asumir en las leyes del poder popular y la propia Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Pero además, definen el crecimiento político organizativo de las fuerzas populares, y en particular de la apuesta que el líder de la revolución, Hugo Chávez, trazó como horizonte del proyecto: comuna o nada, dijo reiteradamente, y le encargó al actual jefe de Estado, Nicolás Maduro, que velara con ahínco por que así fuera.

JI

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