«Voy cruzando la frontera, pa salvarme en Venezuela», dice una canción de Rubén Blades, con la que dibuja una situación histórica de la frontera colombo venezolana. Esa misma letra bien puede haber sido la banda sonora de más de 300 campesinos que huyeron despavoridos en medio de la noche de los grupos paralmilitares, que avanzan en los sectores abandonados por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, El Ejército del Pueblo (FARC EP), en el contexto del acuerdo de paz firmado con el gobierno de ese país.
Un reportaje del diario venezolano «Correo del Orinoco» muestra el testimonio de una mujer que llegó a la zona sur del Lago de Maracaibo en el Estado Zulia. Narró que estaban dormidos cuando les tocaron la puerta para avisar que las «Águilas Negras», uno de los grupos paramilitares más sanguinarios del país, estaba entrando al poblado de Villa Isabel.
«Salimos corriendo con lo que teníamos puesto», dijo la mujer. A pesar de tan dolorosa realidad el ministro de defensa colombiano, Luis Carlos Villegas, niega que exista movilización de colombianos hacia Venezuela.
Sobre este tema Venezuela Times se comunicó con Leo Luna, colombiano, periodista, activista por los derechos humanos y dirigente del congreso de los pueblos. Según su opinión, el gobierno colombiano insiste en negar el fenómeno paramilitar y «reducirlo a un problema de Bacrim (bandas criminales, como se les conoce en el país andino), que actúan aisladamente».
En contraste, Luna afirmó que estas organizaciones se pronuncian públicamente por medio de panfletos y han avanzado «aterrorizando y desplazando a la población de los diferentes territorios, incluyendo la frontera con Venezuela y Ecuador donde las FARC tenían presencia para generar cultivos de uso ilícito y permitir el ingreso de transnacionales extractivas», sostuvo el periodista.
Para Leo Luna, la paz en Colombia está muy lejos, pues a pesar de ser un anhelo de la mayoría de los colombianos, sólo en 2016 fueron asesinados 116 líderes de movimientos políticos, ambientales y sociales de izquierda, además de 300 que fueron amenazados y cerca de 50 víctimas de atentados.
En tan solo un mes y medio de 2017, trece líderes sociales han pagado con su vida ese deseo de paz.
El activista asegura que el gobierno ha dispuesto 68 mil efectivos militares para las zonas que dejaron las FARC «pero la realidad es que son los paramilitares quienes se están disputando esos territorios con el ELN (Ejército de Liberación Nacional, grupo insurgente con el que el gobierno colombiano trabaja en una mesa de diálogo desde Ecuador), los primeros para quedarse con el negocio del narcotráfico y los segundos para desarrollar mayor alcance territorial y defender a la población civil del paramilitarismo».
En ese contexto, Luna ratifica que el país está muy lejos de alcanzar la paz, «sería paz con insurgencias y guerra contra el pueblo, es difícil lograr la paz con paramilitares activos y un gobierno que implementa leyes desfavorables al pueblo como la ley Zidres, que busca aniquilar el campesinado colombiano y convertirlo en trabajadores agrícolas de las multinacionales».
Leo Luna considera que el gobierno colombiano no parece tener intenciones de combatir el paramilitarismo. Los luchadores por la paz del país esperan que la estrategia no sea la aniquilación de los movimientos sociales como el genocidio de la Unión Patriótica en los años 70, «o el fenómeno de los 12 años de gobierno de Álvaro Úribe durante el que hubo desplazamiento masivo de poblaciones por la acción paramilitar. Lo que esperamos es que el ejército acabe al paramilitarismo, pero sabemos que eso no va a pasar», reiteró Luna.
Salvados en Venezuela
Entretanto, según cifras de la Organización de Naciones Unidas, Venezuela es el segundo país con mayor número de colombianos, después de Colombia. Alrededor de 6 millones de personas han cruzado la frontera por diferentes vías. La mayoría son campesinos en condiciones de pobreza y analfabetismo.
En Venezuela han tenido acceso a salud, educación y vivienda, como parte de los programas sociales que ha implementado el Gobierno venezolano para atender a su población. El 25% de las casas de la Gran Misión Vivienda Venezuela se ha entregado a familias colombianas.
Los campesinos que llegaron este fin de semana al Estado Zulia, huyendo del paramilitarismo fueron ya atendidos por el gobernador de la entidad, Francisco Arias Cárdenas. «Les dimos la atención inmediata a las personas en términos de logística general y estamos realizando el informe pertinente para entregárselo a la Cancillería”, resaltó.
El mandatario regional recordó que hace 16 años ocurrió algo parecido, “recibimos hace unos 16 años, cerca de 5 mil personas huyendo, venían por el río cuerpos sin brazos y sin cabeza y detrás la gente huyendo con lo que podían salvar en ese momento. Las conversaciones que tuvimos cuando llegamos al sitio fueron de pánico y temor, algunos dicen que vieron llegar personas que se desplazaron con franelas de las Águilas Negras, un grupo paramilitar que opera en ese sector”.
La negación por parte del gobierno colombiano de estos hechos, podría obstaculizar una solución a su conflicto interno, pero además profundiza las heridas en las zonas rurales de Colombia, donde la promesa de la paz se aleja cada vez más. Mientras, las bases militares estadounidenses y el Plan Colombia, que prometió acabar con el narcotráfico, no sólo no han rendido frutos positivos, sino que parecen eternizarse en uno de los países desde donde Simón Bolívar combatió el imperialismo
JS