La expansión de las bandas organizadas de ciberdelincuentes ha sido motivo de gran preocupación para la policía y los investigadores de toda el África subsahariana, ya que aporta nuevas formas de ganar dinero rápido tras la pandemia y la actual crisis económica mundial con poco riesgo de ser descubierto.
Ciberdelincuentes desde África
Los riesgos no se contendrán en África, sino que se extenderán potencialmente al resto del mundo, lo que supondrá una nueva amenaza para las víctimas de un fraude «enormemente lucrativo», según han declarado altos cargos policiales, quienes en muchos casos han hablando de estar actuando de esa forma gracias a la hambruna que sufren.
El profesor Landry Signé, miembro de la Brookings Institution y autor de un informe sobre el problema, explicó la situación de la siguiente manera:
«La pandemia de Covid-19 ha acelerado la digitalización en todo el mundo, pero como la vida se ha desplazado cada vez más en línea, los ciberdelincuentes han aprovechado la oportunidad para atacar infraestructuras digitales vitales»,
y añadió:
«Los Estados de toda África se han convertido en el objetivo favorito de los ciberdelincuentes, con costosas consecuencias».
Interpol Online
La Interpol ha calificado el fraude bancario y de tarjetas de crédito como la amenaza cibernética más común y urgente en África, que la pandemia ha exacerbado tanto como otras plataformas bancarias en línea.
Una operación condujo a la incautación de cerca de un millón de dólares en cuentas bancarias
A principios de este mes, una importante operación llevada a cabo por Interpol en 14 países puso de manifiesto el alcance de la amenaza de la ciberdelincuencia, tras detener a más de 70 presuntos estafadores relacionados con una red delictiva nigeriana conocida como Black Axe, no únicamente en Sudáfrica, Nigeria y Costa de Marfil, sino también en Europa y Estados Unidos.
La banca local es parte de la solución global
La operación incluyó el registro de casi 50 propiedades, que condujo a la incautación de cerca de un millón de dólares en cuentas bancarias, junto con una propiedad residencial, tres coches, 12.000 tarjetas sim y decenas de miles de dólares en efectivo.
El éxito de las detenciones se vio facilitado por las nuevas mejoras en la coordinación y la comunicación entre los bancos y las fuerzas policiales locales.
WorldWide
En este sentido, Rory Corcoran, jefe en funciones del nuevo Centro de Delincuencia Financiera y Anticorrupción de Interpol, declaró: «Se trata de algo mucho más amplio que estos 14 países. Nos enfrentamos a una red internacional muy organizada. Estos tipos no son oportunistas… Los estamos localizando en todo el mundo».
Comenzó como un movimiento “estudiantil”
La banda Black Axe comenzó como un movimiento estudiantil en la ciudad de Benín en la década de 1970 y ha evolucionado hasta convertirse en una red criminal global de fraude. Como informa The Guardian en el artículo de donde sale este post para vtactual, y según documentos legales estadounidenses, un centro regional situado en Sudáfrica fue reconocido oficialmente por el Hacha Negra en 2013.
La Interpol pudo atrapar a los autores el mes pasado, cuando la operación se puso en marcha en Irlanda después de que la policía local se hiciera con teléfonos y dispositivos pertenecientes a fraudes vinculados a Black Axe, y los investigadores reconocieran el vocabulario perteneciente al grupo, vinculando así las pistas con el oeste de África.
Debajo y encubierto
Un antiguo funcionario de la inteligencia criminal sudafricana declaró:
«Puede haber una disminución de la actividad durante un tiempo, pero ¿se detiene la organización? En realidad, no.
Llevan a cabo estas cosas de forma muy eficaz y hay soluciones para ello.
Se consigue mucha publicidad para las fuerzas del orden, pero en realidad es poco más que un badén para los delincuentes».
Caso: Ramon Abbas
Los estafadores utilizan el dinero para invertirlo en otros delitos, como obligar a las mujeres africanas a trabajar en el sector del sexo en Europa, comerciar con armas o dirigir redes de metanfetamina.
Con el regreso de los viajes en avión, los Emiratos Árabes Unidos han sido un destino frecuente para los defraudadores de África occidental, y Dubai era uno de los favoritos de Ramon Abbas, un nigeriano que llevaba una vida de lujo gracias a sus esfuerzos por blanquear millones de dineros robado.
- Bajo el nombre de Ray Hushpuppi, tenía más de 2 millones de seguidores en Instagram antes de su detención en 2020 en Dubái, ya que sus redes sociales hacían alarde de sus jets privados, coches caros, ropa de alta gama y relojes de 200.000 dólares.
- Abbas fue condenado este mes en California a más de 11 años de prisión federal y se le ordenó pagar 1,7 millones de dólares en concepto de indemnización.
Kenia, otro centro de operaciones
El FBI y la Interpol creen que Kenia podría ser otro caldo de cultivo para este tipo de delincuencia organizada, tal y como afirmó la Interpol en un comunicado este mes:
«Además de acoger a los grupos de Black Axe, Sudáfrica también contribuye a posibilitar su propagación a otras partes del mundo…
Los miembros de Black Axe llegan a Sudáfrica para obtener la ciudadanía sudafricana, lo que facilita su viaje a Estados Unidos, Europa o Dubai»
Ciberdelincuentes y ciberseguridad
La ciberseguridad está siendo burlada mediante el uso de sitios de citas en línea para atraer a las víctimas a relaciones falsas y robar información personal y dinero. Mark Shaw, director de la Iniciativa Global contra el Crimen Organizado Transnacional, expresó:
«Se ha producido un crecimiento significativo de las competencias en el sector, con la piratería informática y actividades similares, pero también con el fraude romántico.
Hay una acumulación de experiencia sobre qué hacer y a quién dirigirse».
Bien al sur del sur
Uno de los incidentes se remonta a la represión de un importante fraude romántico en octubre de 2021, cuando siete miembros de Black Axe fueron detenidos en Ciudad del Cabo por el FBI, la Interpol y la policía sudafricana.
Los hombres fueron acusados de robar 4 millones de dólares a unas 100 víctimas estadounidenses durante diez años.
Gareth Newham, responsable de justicia y prevención de la violencia en el Instituto de Estudios de Seguridad de Pretoria, explicó que la debilidad de la economía y la pobreza no son las únicas razones de los delitos:
«La policía sudafricana está muy bien dotada de recursos, pero se ha producido un enorme deterioro de su capacidad.
Esto se ha debido más a un liderazgo político muy pobre que a una falta de financiación».