El asesinato de un joven de 35 años, supuestamente por extranjeros en Chemnitz, Alemania, ha convertido a esta localidad en epicentro de protestas contra la política migratoria de Angela Merkel.
Bajo el lema de “nosotros somos el pueblo” y «Merkel debe irse», miles de manifestantes se mantienen en las calles desde el pasado lunes, para exigir soluciones a la crisis que según la ultraderecha ha logrado el destape de crímenes por parte de los migrantes.
En su defensa, Merkel ha dicho que lo sucedido «no cabe en un Estado de derecho (…) Tenemos grabaciones de vídeo de que hubo persecuciones (de migrantes), de que hubo motines, de que hubo odio en las calles y eso no tiene nada que ver con nuestro Estado constitucional«.
Por su parte, analistas políticos aseguran que la ola de protestas que vive Alemania, resultan el «clavo adicional en el ataúd» del gobierno de Angela Merkel, y aseguran que «la actitud del gobierno no conducirá a una solución de los problemas que están detrás: la inmigración y la falta de políticas de integración«.
Entretanto, el llamado a la persecución colectiva a extranjeros y los saludos nazis que se han evidenciado en los últimos días, ha creado un ambiente de miedo y temor entre los inmigrantes.
«Estoy asustado. Hay demasiados alemanes ultraderechistas en las calles. Espero que todo vaya bien», expresó un inmigrante sirio.
NA
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