InicioDestacadaAssange: una persecución sin fin

Assange: una persecución sin fin

El gobierno de Estados Unidos tiene sed de venganza, y está dispuesto a todo para conseguirla. Desde las más altas esferas del poder norteamericano, se pide la cabeza del periodista australiano Julian Assange, creador del portal de información WikiLeaks, quien desde hace tiempo viene revelando documentos secretos que comprometen directamente a la Casa Blanca con la violación del derecho internacional y con espionaje a otros Estados.

En esa línea de actuación, el Departamento de Justicia de EEUU formalizó la solicitud de extradición del periodista a Reino Unido, lugar donde se encuentra actualmente detenido luego de ser capturado dentro de la Embajada de Ecuador en Londres, que dio por culminado el asilo que le ofreció durante 7 años.

Partidarios de Assange realizan protestas ocasionales frente a los tribunales británicos donde fue condenado a 50 meses en prisión.

Washington acusa al activista por presunta conspiración, cargo al que luego se le sumaron 17 nuevos cargos desde el pasado 23 de mayo, en los cuales también se le acusa de espionaje. En caso de ser extraditado a EEUU y hallado culpable, Assange enfrentará una posible condena de 175 años.

Siguen temiendo por su vida

Luego de su detención en Londres, la salud de Julian Assange ha venido empeorando aceleradamente. Diagnosticado con depresión, el periodista se ha deteriorado mucho y su alimentación está severamente afectada. Sumado a ello, la defensa denunció tratos crueles y tortura contra el fundador de WikiLeaks, a quien mantienen constantemente amenazado con extraditarlo a Norteamérica, lugar en el que estaría en prisión el resto de su vida.

Julian Assange al momento de ser trasladado al centro de salud de la prisión de Belmarsh, donde se encuentra detenido en Reino Unido.

Como si se tratase de una broma, de ser extraditado a EEUU el Departamento de Justicia de ese país no podrá añadir nuevos cargos contra el activista más allá de los descritos en la solicitud de extradición, como si los 175 años con los que lo amenazan, fueran poca cosa.

RB

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