Venezuela es una República regida por un sistema presidencialista en el que la Asamblea Nacional tiene la función fundamental de legislar. Sin embargo, en el contexto de la polarización política vigente – en la que se confrontan dos modelos de país – el parlamento debería ser el principal foro para el debate de ideas, para la discusión política y la construcción de consensos. Pero no lo es.
Una de las pocas victorias electorales que ha obtenido la derecha venezolana fue haber alcanzado la mayoría parlamentaria en el año 2015. Su llegada no estaba orientada a construir un liderazgo, ni consenso ni hacer contrapeso, sino impulsar un cambio de Gobierno.

En medio de la tropelía por derrocar al Gobierno legítimo, el Poder Legislativo incurre en desacato ante el tribunal Supremo de Justicia, al no desincorporar a tres diputados cuya elección está cuestionada por graves denuncias de fraude. Desde entonces todas sus acciones y decisiones son nulas.
Un rentable interinato
Hoy, el desacato parece un delito menor, frente a la actuación de Juan Guaidó, quien preside la AN desde enero de este año y quien asumió como brazo ejecutor de Estados Unidos al autoproclamarse en una plaza pública como Presidente, sin ningún tipo de basamento jurídico.
La presidencia interina ilegal, ha rendido grandes frutos para Juan Guaidó y quienes lo acompañan. Recientemente el blog Latabla.com publicó una investigación según la cual el diputado ha recibido en diez meses al menos 500 millones de dólares por parte de Estados Unidos.

Según la investigación periodística, el pasado 24 de septiembre el Gobierno estadounidense a través de la Usaid, anunció la entrega de 52 millones de dólares a Guaidó, para apoyarlo en el objetivo de “ restaurar la gobernanza democrática en el país”
De ese monto, 19 millones de dólares serían para que Guaidó y sus aliados “dispongan de comunicaciones seguras, dinero para gastos de viaje, capacitación en la preparación de presupuestos y otras herramientas que les preparen para gobernar”, según las declaraciones de ese día.
El portal web reseña también que países europeos le habían prometido otros 99 millones de dólares y 6,5 millones de libras esterlinas,de los que no se informó sobre su entrega. De igual forma, es del dominio público que Guaidó ha recibido financiamiento de empresas e instituciones privadas para la desestabilización, sin hacer ningún tipo de rendición de cuentas, muy seguramente estos ingresos no están declarados en sus haberes como funcionario público.
Es importante destacar que en Venezuela, desde el año 2010 existe la Ley de Defensa de la Soberanía Política y Autodeterminación Nacional, que prohíbe el financiamiento externo a particulares, organizaciones políticas, sin fines de lucro.
Anomia institucional
El chavismo, que se había retirado del Parlamento desde que el TSJ decretó el desacato, se reincorporó el pasado 24 de septiembre, como resultado de la actual jornada de diálogo que existe en el país entre el Gobierno y la oposición democrática.
Sin embargo, es la oposición extremista presente en la Asamblea Nacional justamente la que se ha negado a la posibilidad de un diálogo en el país y ejecuta directamente órdenes de Estados Unidos en favor de la desestabilización. Además ha favorecido la injerencia extranjera en asuntos internos violando la Constitución de la República a la cual se debe.
Un ejemplo de ello es haber aprobado desde ese espacio la reincorporación del país al Tratado Interamericano de asistencia Recíproca (Tiar), que abre las puertas para una intervención militar del continente en la nación. En Venezuela, las decisiones de la AN son nulas, pero Estados Unidos y su aparataje geopolítico en la región nunca han respetado ni el derecho internacional, ni ninguna otra regla que contravenga sus intereses.
Mientras tanto, la asfixia estadounidense cada día se siente más en la cotidianidad del pueblo venezolano. El Gobierno nacional y varios liderazgos de la oposición nacionalista buscan a través del diálogo las vías para enfrentar el conflicto político y los problemas derivados del bloqueo.

«Nosotros hacemos votos para que esa Asamblea Nacional se convierta en el organismo en donde se pueda discutir y debatir los acuerdos políticos que brinden soluciones al pueblo venezolano, pues toda Venezuela reclama sea así» dijo recientemente Felipe Mujica, dirigente del Mas, opositor venezolano.
Sin embargo, en unos meses se acaba el período Guaidó al frente de la AN y el Poder Legislativo debe someterse a unas nuevas elecciones. Pudiera abrirse una posibilidad de que exista una Asamblea verdaderamente nacional que trabaje por el interés de todas y todos los venezolanos.
Jessica Sosa