Argentina descendió del puesto 29 al 47 en el ranking de los países más felices del mundo, retroceso asociado a la crisis económica que azota al país que se manifiesta en una alta inflación, devaluación de la moneda, una economía en retroceso, el incremento constante de los servicios públicos, la desinversión social y un fuerte endeudamiento producto de las políticas del Gobierno del presidente Mauricio Macri.
La medición internacional es realizada desde hace 7 años con la participación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Universidad de Columbia. Es difundida cada 20 de marzo para conmemorar el Día Internacional de la Felicidad.
Argentina quedó relegada al último tramo del grupo de las 50 naciones más felices, en una lista integrada por 156 países que es liderada por Finlandia, Dinamarca y Noruega. A estos países nórdicos les siguen Islandia, Holanda, Suiza, Suecia, Nueva Zelanda, Canadá, Austria, Australia y Costa Rica.
El país sureño fue superado este año por Guatemala, Uruguay, El Salvador, Colombia, Nicaragua y Kosovo, entre otros países de menor desarrollo relativo que en el informe del año pasado eran menos felices que Argentina. En el sótano del listado se encuentran Afganistán, República Centroafricana y Sudán del Sur.
La investigación evalúa la calidad de vida de un habitante promedio mediante «una variedad de medidas de bienestar subjetivo», según contiene el documento del ranking. Entre estas variables se encuentran los niveles de educación de la población, el apoyo social, la eficiencia de los gobiernos, la expectativa de vida y la corrupción.
La ONU decretó la conmemoración del Día Internacional de la Felicidad en 2012 para “reconocer la relevancia de la felicidad y el bienestar como aspiraciones universales de los seres humanos y la importancia de su inclusión en las políticas de gobierno”.
La iniciativa busca impulsar “la necesidad de que se aplique al crecimiento económico un enfoque más inclusivo, equitativo y equilibrado, que promueva el desarrollo sostenible, la erradicación de la pobreza, la felicidad y el bienestar de todos los pueblos”.
El retroceso de la Argentina en el índice de la felicidad se explica con las cifras alarmantes de la economía del país. Casualmente este jueves el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) informó que el Producto Interno Bruto (PIB) del país cayó el año pasado un 2,5 %, mientras que el desempleo trepó al 9,1 %, por lo que el 2018 se sumaron al paro 350 mil nuevos desocupados.
Mientras la economía profundiza su recesión, la inflación sigue disminuyendo el poder adquisitivo de la población y el dólar hace pocas semanas llegó a sobrepasar su máximo histórico de 41 pesos, mientras que la deuda pública alcanza ya el 77,4% del PIB, de acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
YBV