De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) cada año se quitan la vida casi un millón de personas en el mundo, lo que supone que hay una muerte de este tipo cada 40 segundos. Las causas de estos suicidios pueden ser variadas, siendo la depresión una de ellas.
Este organismo estima que para el año 2030 la depresión será la mayor causa de discapacidad. Por este motivo es imperativo su tratamiento, usualmente basado en la farmacoterapia. Sin embargo el uso de antidepresivos no es la panacea a este flagelo debido a que estos presentan múltiples efectos secundarios y una disminución de la tasa de remisión, lo cual conlleva una elevada tasa de abandono de estos fármacos.

La llegada de los antidepresivos fue un hito en el tratamiento psiquiátrico: unas pequeñas pastillas que, en dosis regulares, podían controlar la depresión y la ansiedad dándole al paciente una gratificante sensación de optimismo y bienestar. Siendo la depresión una pandemia más letal que el coronavirus el uso de estos medicamentos se ha vuelto cotidiano en la sociedad occidental.
Efectos secundarios de los que poco se habla
Estos medicamentos presentan unos efectos secundarios que suelen ser publicados en el prospecto de la caja y que casi nadie lee. Por lo que es importante que el tratamiento sea prescrito y supervisado por un psiquiatra porque puede ser peor el remedio que la enfermedad.
En las primeras semanas de tratamiento se pueden presentar dolor de cabeza y náuseas. También aparecer problemas de insomnio o que el paciente despierte recurrentemente durante la noche. Pueden provocar eventos de ansiedad y nerviosismo, así como problemas sexuales: reducción de la libido, disfunción eréctil, eyaculación retardada o incapacidad de llegar al orgasmo.

Si al paciente le gusta tomarse unos traguitos deberá mantenerse abstemio o beber muy poco y con las comidas. El consumo de alcohol empeora los síntomas de la depresión, puede alterar su estado de alerta y sus pensamientos y – en el peor de los casos – si el antidepresivo se trata de un inhibidor de la monoaminooxidasa (IMAO) puede causar un aumento súbito peligroso de la presión arterial.
Una adicción emocional
Es posible presentar síntomas de abstinencia cuando se deja de tomar un antidepresivo de forma abrupta, en particular si el paciente lo ha estado tomando por más de un mes. Los síntomas de la abstinencia de antidepresivos a veces se denominan síndrome de suspensión de antidepresivos y generalmente duran unas pocas semanas.
Son similares a los de la gripe, como músculos doloridos, escalofríos, dolores de cabeza y de estómago. También se producen estados de ansiedad, insomnio o sueños vividos, cansancio, irritabilidad y sensación de descargas eléctricas en el cuerpo. En muchos casos reaparecen los síntomas de la depresión.
Según el Doctor Daniel K. Hall-Flavin de la Clinica Mayo (EEUU) los antidepresivos no producen adicción en el sentido estricto de la palabra debido a que la misma representa cambios químicos dañinos a largo plazo en el cerebro.
La adicción se caracteriza por antojos intensos, incapacidad para controlar el uso de una sustancia y consecuencias negativas del uso de esa sustancia. Los antidepresivos no causan estos problemas.
Sin embargo, es importante resaltar que si bien no se genera una adicción física a esta medicación – como puede ocurrir con otras drogas – “la necesidad de sentirse bien” puede desarrollarse hasta tal punto de buscar el consumo de antidepresivos durante un tiempo excedido de lo recomendado. En definitiva, se puede desarrollar una “adicción emocional” a los mismos.
Algunas alternativas naturales para combatir la depresión

Los antidepresivos naturales tienen un elevado número de ventajas frente al tratamiento farmacológico habitual. Entre ellas se encuentran: su composición natural, una menor cantidad de efectos adversos, mejor adherencia al tratamiento, no requieren de receta médica, son más económicos y saludables y, además, pueden ser utilizados como tratamiento individual o combinado.
Asimismo existen determinados suplementos dietéticos, como vitaminas y minerales específicos de origen natural que pueden encontrarse en distintos alimentos. De modo que nuestra alimentación también juega un papel importante en el tratamiento natural de la depresión.
Te presentamos algunos de ellos:
- Cúrcuma: la curcumina es un compuesto que forma parte de la cúrcuma y que se considera un antidepresivo natural. Puede aumentar el nivel de serotonina haciendo que nos sintamos más contentos y tranquilos. También aumenta la dopamina en el cerebro, un neurotransmisor que afecta a las emociones. Ambas sustancias son esenciales para mantener un estado de ánimo saludable.
- Pimienta de cayena: Dentro de la pimienta de cayena encontramos otro de los mejores antidepresivos naturales: la capsicina. Este componente consigue estimular la producción de endorfinas, las hormonas que comúnmente se conocen como “las hormonas de la felicidad”.
- Hierba de San Juan: Normalmente, es vendida como un suplemento alimenticio y produce unos efectos similares al ISRS, uno de los principales fármacos utilizados en el tratamiento de la depresión, como por ejemplo la fluoxetina, inhibiendo la recaptación de la serotonina y cambiando los niveles de dopamina y norepinefrina, produciendo efectos secundarios menos adversos que los tratamientos convencionales. Su administración es muy sencilla, puede conseguirse en las tiendas naturistas o farmacias.
- Alimentos ricos ácido fólico: numerosos estudios indican la relación entre esta vitamina y la depresión, debido a que se ha estimado que las personas deprimidas carecen de ella. Algunos de los alimentos ricos en ácido fólico son: el maní, los cítricos, los cereales, la verdura y la leche, entre otros
- Alimentos ricos en triptófano: Se trata de un aminoácido que aumenta la producción de serotonina, influyendo con ello el estado de ánimo y produciendo sensaciones de relajación o tranquilidad. El pollo, el queso y los huevos son algunos de los alimentos que llevan triptófano, así como la piña, el plátano, las ciruelas o el aguacate.
- Alimentos ricos en Omega-3: se ha determinado que los suplementos de omega-3 pueden ayudar a reducir la sintomatología depresiva hasta un 10%. En general se encuentra en los mariscos, la yema de huevo, el pescado azul y las nueces.
Enza García Margarit/VTactual.com