Los que nacimos antes de la era del internet tuvimos nuestros primeros encuentros con la prensa amarillista viendo la exhibición de portadas en los kioscos de periódicos y revistas. Titulares como “Comunidad enardecida linchó al sádico gozón”, “Se colgó porque no tenía dónde caerse muerto”, y “Vedette de América: ‘Amo a los hombres que parecen burros’” iban acompañados de fotografías de cadáveres o de mujeres escasas de ropa y de cerebro.
Era inevitable leer esos encabezados y mantener dichas imágenes en nuestras mentes durante horas, incluso, días. De esta manera, diarios tipo “Crónica Policial” son de fácil recordación en el imaginario de nuestros pueblos y debe ser un negocio muy rentable para sus dueños ya que en muchos lugares los siguen publicando.
Así que el sensacionalismo – con sus titulares que apelan a las “sensaciones” – y el amarillismo con sus contenidos grotescos no son nada nuevo. Son viejos fantasmas que han sido “desempolvados” por el periodismo digital contaminando, incluso, a los portales de medios con cierta trayectoria y «credibilidad».
Clickbait: la versión 2.0 de la prensa amarilla
El Clickbait, “Cebo de Clics”, es una práctica muy usada en marketing digital – que genera bastante rechazo entre los internautas a pesar de ser una técnica efectiva para determinados negocios en internet – que abunda en las redes sociales profesionales de los medios de comunicación.
Su objetivo consiste en llamar la atención de los usuarios a través de titulares sensacionalistas para aumentar el tráfico de una página web. Suelen aparecer en forma de links en las redes sociales, foros u otros espacios de la red y logran que el usuario entre en una determinada landing, tras la provocación de una gran curiosidad. Sin embargo el contenido al que conducen suele ser de una calidad deficiente que no satisface sus expectativas.
La idea es tener un gran número de visitas, sin importar ni el tiempo que la misma dure ni la calidad de lo que se ofrece. Así se consigue publicidad e ingresos, que es el objetivo final. A veces se juega con el morbo sobre algún famoso, otras con un pseudo porno, listas absurdas o imágenes intrigantes. La mayoría sólo son noticias medio falsas o engrandecidas al extremo.
Una guerra por la audiencia que genera importantes bajas
En el mundo digital la batalla por la audiencia es cruenta y algunos editores parecen haber olvidado que la información es un material altamente volátil. Muchos de ellos – superados por la incertidumbre que rodea a casi cualquier negocio en la Red – apuestan por el amarillismo asesinando así al buen periodismo, la ética profesional y la responsabilidad social.
Cada vez es más frecuente ver en los portales de los “medios tradicionales”, cómo en la portada las exclusivas de sus periodistas disponen del mismo espacio que las noticias-cebo que se redactan con el único objetivo de mejorar la estadística de visitas.
El sensacionalismo y el alarmismo venden, pero generan un daño en la sociedad que a veces es difícil de reparar. Así vemos cómo la difusión de noticias amarillistas que vinculan a venezolanos con delitos cometidos en países como Perú y Ecuador desataron manifestaciones xenofóbicas en dichos países, cómo las violaciones y femicidios presentados como espectáculo aumentan la ejecución de este tipo de crímenes o a miles de padres que se niegan a vacunar a sus hijos por temor “a que se vuelvan autistas”.
Dinero para hoy, hambre para mañana
Como explicábamos anteriormente, el clickbait favorece enormemente al modelo de negocio de la prensa basado en la generación de ingresos a través de anuncios publicitarios, a cuyas compañías se vende un determinado espacio en la página web, teniendo en cuenta el coste por mil impresiones (CPM). Por eso, lo más importante para la prensa digital es aumentar el número de personas que visitan su web a toda costa.
Efectivamente, este recurso podría servir para atraer la publicidad de distintas empresas a través de cifras que aparentemente son beneficiosas para todos los involucrados: los anunciantes y la página web. Sin embargo, algunos especialistas alertan que también puede acarrear consecuencias negativas:
- El aumento de la tasa de rebote: el clickbait con frecuencia se traduce en un incremento considerable de la tasa de rebote en cualquier página web. El usuario entra pero en cuanto percibe que el contenido no es lo que esperaba, sale inmediatamente.
- Generación de usuarios insatisfechos: surge un gran número de usuarios insatisfechos que puede que no vuelvan a entrar jamás. La imagen que se llevan de la web es bastante negativa, pues la perciben como una fuente de información engañosa.
- Pérdida de posicionamiento SEO: como consecuencia de una alta tasa de rebote y de la escasa fidelización de usuarios, el SEO de la página puede verse seriamente perjudicado, ya que son motivos suficientes para que Google la penalice situándola lejos de la página principal del buscador.
- Puede perjudicar a distintas plataformas en internet: las redes sociales corren el riesgo de poner a disposición de sus usuarios contenidos que poco tienen que ver con sus intereses. Por ello, Facebook tomó sus medidas para reducir el impacto del clickbait. Además se corre el riesgo de contar con una relevancia bastante pobre en las redes sociales.
En estos tiempos tan difíciles para el buen periodismo vale la pena recordar las palabras de Ryszard Kapuscinski: “Para ejercer el periodismo, ante todo, hay que ser buenos seres humanos. Las malas personas no pueden ser buenos periodistas”. Y si esto no es suficiente para evitar la tentación del clickbait tomemos en cuenta que, además de anti ético, a largo plazo es un mal negocio.
Enza García Margarit/VTactual.com
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