Una imagen capturada por dos satélites que integran el sistema de monitorización del proyecto Copérnico-Sentinel-2, evidencian el nivel de contaminación que presenta el lago de Valencia, que a pesar de las advertencias, continúa siendo el vertedero de desechos de la zona industrial de esa ciudad venezolana.
De acuerdo con los científicos que lideran el programa Copérnico, el lago sufre de floraciones de algas y ha perdido más del 60 por ciento de sus peces nativos.
Una investigación realizada en el año 2017 por expertos venezolanos ya había alertado que el lago presenta contaminación de diferentes tipos: orgánica, microbiana, tóxica y por sales disueltas y solidos en suspensión.
La contaminación del lago impide en la actualidad que la cuenca sea fuente de abastecimiento de agua para poblaciones cercanas y que se utilice como recurso económico a través de la pesca de sus especies.
La situación sin duda ha empeorado desde que en el año 1999 el expresidente Rafael Caldera, firmara un decreto en el que se aprobaba la desviación de 10 mil litros de aguas residuales por segundo hacia el lago, para crear los sistemas regionales del Centro I y II.
ARG