Casi ocho años después de la invasión a Libia encabezada por EEUU y de la destrucción que ha dejado a su paso esta operación, el gobierno de #DonaldTrump anuncia el retiro temporal de las tropas estadounidenses debido a los violentos disturbios que se desarrollan en el país.
La información fue suministrada por el mando de las Fuerzas Armadas de África (Africom) que destacó que “mantiene su compromiso” de alcanzar “seguridad” y “estabilidad” en el país africano, aunque este escenario pareciera estar muy lejos de alcanzar.
En el país -asediado por EEUU debido a sus enormes riquezas naturales- coexisten dos gobiernos: uno apoyado por la ONU en el oeste y otro tutelado por el mariscal Jalifa Hafter, antiguo líder de la oposición a Muamar Gadafi reclutado por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y que controla el este del país.

Este contexto genera constantes enfrentamientos en el país, como el que se desarrolla actualmente en la ciudad de Trípoli, cuyo control es disputado por ambas facciones. Esta rivalidad, ha dejado centenares de muertos y heridos, muchos de los cuales la Organización de Naciones Unidas aún no ha podido evacuar por los implacables combates.
Sin embargo, el control del país no lo tiene ninguno de estos dos bandos sino las miles de milicias armadas que se formaron, que no sólo están divididas por su posición política sino también por su religión.
Mientras Fayez Sarraj, lider del gobierno de Acuerdo Nacional impulsado por la ONU busca el apoyo de más milicias, Hafter se apoya en países como Egipto, los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí, donde recientemente (apenas ochos días antes del más reciente conflicto) sostuvo una reunión con el príncipe Mohamed bin Salmán.
La situación en el país, que parece no pode empeorar, se complica con la presencia del Estado Islámico que aunque ahora es una fuerza disminuida ha estado detrás de varios ataques contra Trípoli que contribuyen a socavar la seguridad de los ciudadanos.
ARG