El expresidente de Brasil, Michel Temer, admitió el pasado lunes en declaraciones a un programa de televisión que lo ejecutado en contra de Dilma Rousseff en 2016 fue un golpe de Estado, aunque señaló que en su momento no apoyó la medida.
“La gente decía: ‘Temer es un conspirador golpista’ y suponían que yo había apoyado el golpe. A diferencia de eso, nunca apoyé ni me comprometí con el golpe”, aseguró en el programa “Roda Viva” transmitido por la televisión pública de ese país.
En la entrevista, Temer admitió que si el también expresidente Luiz Inacio Lula Da Silva hibiese sido nombrado ministro de la Casa Civil de Rousseff en el 2015, el ‘impeachment’ contra la funcionaria no habría ocurrido por los contactos que tenía en el Congreso.

Roussef respondió a las declaraciones del exmandatario recordando que el golpe no sólo buscaba derrocarla sino hundir a Brasil en el neoliberalismo.
Tras la destitución de la exmandataria, que se llevó a cabo sin presentar ninguna evidencia que la vinculara con casos de corrupción o crímenes de responsabilidad, Temer asumió la Presidencia de Brasil en agosto del 2016.
ARG