El juicio político que en mayo del 2016 apartó a Dilma Rousseff del cargo de jefa de Estado de Brasil, por iniciativa de la oposición, se hizo a su juicio «sin ningún delito de responsabilidad».
«Ese proceso se inició porque en 4 ocasiones (el Partido de los Trabajadores) derrotamos al proyecto neoliberal (previsto). Por eso Brasil creció, distribuyó renta, descubrió la mayor reserva de petróleo, tuvo grandes inversiones en infraestructura. Y entonces la crisis económica nos alcanzó y ellos utilizaron esa crisis económica para crear una crisis política» aseguró Rousseff.
Fue entonces cuando pensaron ‘sólo tenemos una salida, vamos a suspender la democracia’. Para hacer esto, como no tenían de qué acusarme, buscaron cuestiones de presupuesto y provocaron el golpe a través del ‘impeachment’ sin ningún delito de responsabilidad», sostiene la dirigente política.
La exmandataria asegura que fue acusada de haber desviado parte del presupuesto destinado a educación a otra sección.
«Está autorizado por la ley (…) Esa cantidad representaba el 0,01% del presupuesto total. Si me condenaran, y de hecho me condenaron por eso, tendrían que condenar no sólo a mi gobierno, sino también a todos los presidentes anteriores, que hicieron desvíos más grandes que el que hice yo. Pero el motivo no era ese, el motivo en realidad era sacarme del gobierno», dijo.
De esa misma forma, Rousseff afirma que el objetivo principal de la oposición era la «destrucción» política del expresidente, Luiz Inácio Lula Da Silva y del Partido de los Trabajadores «creando acusaciones» en su contra.
Sin embargo, la exmandataria sostiene que las intenciones de la oposición tuvieron un efecto contrario, porque «los partidos y sus líderes que dieron el golpe están desapareciendo del mapa político de Brasil». Además pronostica que en las elecciones presidenciales de octubre del 2018, Lula Da Silva será elegido una vez más presidente.
El «absurdo error» cometido con Venezuela
Respecto a la crisis política por la que atraviesa Venezuela, Rousseff opina que los actuales gobiernos de Argentina y Brasil han cometido un «error absurdo» al sacar a la República Bolivariana del Mercado Común del Sur (Mercosur), alegando una cláusula democrática que no fueron capaces aplicar en Brasil. Además calificó de «muy grave e irresponsable» la reunión que el presidente de EEUU, Donald Trump, mantuvo en septiembre pasado con sus pares colombiano, Juan Manuel Santos; el peruano, Pedro Pablo Kuczynski, y el brasileño, Michel Temer, en la que se trató la crisis venezolana.
«Cualquier tentativa de interrumpir el proceso legal y constitucional en Venezuela, adelantando elecciones o intentando otras formas, para mí es muy peligroso porque puede provocar una guerra civil. El gobierno (de Nicolás Maduro) no va a aceptar entregar pacíficamente el poder a la oposición. Yo no tengo condiciones para hacer un análisis de la oposición venezolana, pero sé que muchas veces EE.UU. se equivocó al analizar ciertas oposiciones y decir que ‘son democráticas'», agregó.
«Se sabe cómo empieza una guerra, pero no cómo termina»
La mandataria destituida pone como ejemplo a la nación de Siria, donde en su afán por sacar del poder a Bashar al Assad, Washington apoyaba activamente a la oposición de ese país, que a fin de cuentas generó las condiciones para el surgimiento de la organización terrorista Estado Islámico.
«Trump no descarta una intervención militar en Venezuela, (lo que) desencadenaría en nuestra región una guerra civil. Y una guerra se sabe cómo empieza pero no cómo termina», recordó.
Asimismo dice que es «grave» que Brasilia realice maniobras militares en la frontera con Venezuela «invitando a fuerzas estadounidenses». «Algo así nunca ocurrió en el pasado, ni con los gobiernos militares, ni con los democráticos. Ahora, que un gobierno ilegítimo haga algo así lo considero extremadamente delicado. Hoy en día respecto a Venezuela se están dando unos movimientos muy peligrosos», advierte.
Con Información de RT.
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