Por accidente o convicción, ejecuta mejor que todos sus predecesores la ruta que traza la directiva. Santiago Solari emprende una regeneración al frente del Real Madrid con jugadores que desempeñan las mismas funciones de reparto que antaño o han sido postergados en favor de otros, la mayoría jóvenes procedentes de la cantera.
La victoria contra el Valencia, la séptima de Solari como entrenador del Madrid, no tuvo tanta trascendencia por el juego ofrecido como por el relieve de elecciones que añaden presión sobre futbolistas de jerarquía.
Por ejemplo, el primer cambio, por sí solo, fue simbólico en cada detalle. En el minuto 63, Solari quitó a Gareth Bale, que acumula diez partidos sin marcar y abandonó el campo bajo una lluvia de pitos sin precedentes para el galés y, en su lugar, puso a Marco Asensio, jugador que hasta hace poco, desde el propio palco, señalaron como una realidad consolidada del nuevo Madrid, aunque no esté muy cuajado.
Estudia los cambios
La destitución de Julen Lopetegui el 29 de octubre, en las postrimerías de la jornada del clásico, fue el primer reconocimiento explícito, por parte de la directiva, de que el proyecto deportivo diseñado en verano se fundó en ideas mal fundamentadas: ni Bale ni Benzema ni Asensio podrían aspirar seriamente a conseguir balones de oro. La regeneración tenía que tener otros protagonistas.
Las lesiones de Marcelo y Kroos, bajas médicas tras el entrenamiento del viernes, alteraron la alineación prevista ante el Valencia pero dieron profundidad a la nueva idea. Solari actúa en consenso con la directiva y se expone ante el público.
FF