Un año después de que dos agentes de policía violaron a la joven Anna Chambers, en Nueva York, Estado Unidos (EE. UU), los abogados presentaron una demanda multimillonaria contra la ciudad y han recibido el apoyo de la opinión pública quien considera que los atropellos de las autoridades son sistemáticos y están fuera de control.
Anna Chambers, de 18 años, y dos amigos varones estaban en un automóvil cuando fueron detenidos por los agentes Richard Hall y Eddie Martins del escuadrón de narcóticos de Brooklyn Sur.
Les registraron el auto y encontraron marihuana y pastillas, así que los oficiales obligaron a Chambers a que se quitara el sujetador para asegurarse de que “no estaba escondiendo nada más”.
Luego dejaron que sus amigos se fueran, pero a ella la esposaron y la llevaron a un estacionamiento cercano, donde la amenazaron con llevarla a la estación si ella no mantenía sexo oral con los dos. A pesar de que obedeció, uno de los agentes la violó.
“La esposaron todo el tiempo que ocurrió la violación”, dijo su abogado, Michael David.
Como si esto no fuera suficiente, los policías condujeron durante 20 minutos para dejar a la desorientada adolescente tirada en la carretera. Chambers logró encontrar el camino a la casa de su amigo, quien la condujo a su casa primero y después con su madre la llevaron al hospital.
Esto sucedió en septiembre de 2017, pero ahora, esa adolescente, además de presentar una demanda federal multimillonaria contra los violadores, también está demandando a la ciudad y a la unidad de narcóticos del sur de Brooklyn, según apuntaba su abogado, Michael David.
“Me sorprendió ver que esto estaba sucediendo durante años en Brooklyn South Narcotics. Es como si el NYPD no tuviera control sobre esta unidad de narcóticos “, dijo David. “Están fuera de control”.
David afirma que decidieron extender la demanda alegando que las autoridades máximas de la ciudad sabían sobre el patrón de mal comportamiento en Brooklyn South Narcotics durante décadas, pero no se hizo nada al respecto.
No es un dato menor que las autoridades policiales de EE. UU son frecuentemente acusadas por cometer delitos y excesos contra la población que debe cuidar.
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