A través de un decreto real, la monarquía española ordenó la exhumación de los restos del dictador Francisco Franco, del mausoleo del Valle de los Caídos.
La Arquidiócesis de Madrid dijo que acataría el mandato legal «una vez sea firme y ejecutivo» y ha mostrado su «efectiva disposición para acoger en terreno sagrado» los restos del dictador por tratarse de un bautizado.
«Como Iglesia no nos compete valorar la conveniencia ni la urgencia de la modificación legal; sí mostrar nuestra efectiva disposición para acoger en terreno sagrado los restos mortales de un bautizado», informaron en un comunicado.

El proceso de exhumación se espera que culmine al final de este año, cuando se decidirá el nuevo lugar de enterramiento en el caso de que la familia no lo haga previamente. De no hacerlo el gobierno decidirá a qué «lugar respetuoso» irá la osamenta.
La iglesia preocupada por el traslado de los restos mortales del dictador Franco señala que debería haber consenso entre el Gobierno y la familia.

Aunque los religiosos manifiestan querer «preservar su independencia política«, los españoles no olvidan el papel de la iglesia durante el derribamiento de la República española, con sufrimiento y sangre del pueblo.
Durante la guerra librada por Franco contra la legítima República alcanzada en 1931, la iglesia se parcializó con el dictador que defendía la corona y la cruz.

El Valle de los caídos es un imponente monumento ubicado a unos 50km de Madrid, el lugar reservado como tumba de Estado, allí reposan los restos de Franco con flores siempre frescas. El complejo cuenta con una basílica horadada en una montaña con una pesada cruz de 150 metros de altura.
E.C
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