Luis De Guindos, ministro de economía, industria y competitividad de España, será vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE). Esto luego de que el irlandés, Philip Lane, dimitiera de su candidatura al mismo cargo y decidiera mantenerse como gobernador del Banco Central de Irlanda.
Es oportuno recordar que De Guindos es el hombre de la crisis española del 2011, el que impulsó el rescate a la banca privada con 67.0000 millones de euros provenientes del dinero público. Se le recuerda en España por haber asegurado que los ciudadanos españoles «no pagarían nada» por el rescate; algo no tan cierto. Previo a ejercer el ministerio, fue presidente ejecutivo en Portugal y España de la compañia financiera Lehman Brothers.
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Con esta designación, se convierte en el tercer español en ocupar un cargo ejecutivo en el BCE, ganará cinco veces más que como ministro de economía. Su predecesor ganó en 2016 unos 334.080 euros, nada más en concepto de salario básico anual. Tendrá vehículo oficial, un consejero y dos asistentes. Ejercerá el cargo durante 8 años, hasta el 2026.
El nombramiento para la vicepresidencia del BCE es político, no técnico. Y a esa batalla España y De Guindos llegaron, tras tres años de ardua preparación. Nunca antes un país había sido tan tajante. El ministro y el presidente Rajoy han pasado meses garantizando en cada oportunidad, que el puesto sea para España.
En toda Europa se habla de que Luis no posee las capacidades técnicas y profesionales para dirigir el BCE, más allá de su experiencia. Y por esto, no se para de elucubrar sobre las verdaderas razones del casi irreversible nombramiento que será a finales del mes de marzo.
Las «buenas» relaciones del español con las grandes corporaciones españolas y europeas, el pago de favores y un posible saneamiento financiero para España, que ahora mismo cuenta con un déficit fiscal por las nubes, podrían ser algunas de las razonas reales por las cuales el madrileño tomará el cargo europeo.
DC