
Tras el reciente accidente ocurrido en un mercado de fuegos artificiales ubicado en Tultepec, México, donde murieron 31 personas y otras 72 resultaron heridas, nos toca preguntarnos por qué seguimos usando la pirotecnia como una forma de recreación cuando es evidente que resulta muy peligrosa tanto como para los seres humanos como para los animales.
Si bien México tiene una amplia tradición en accidentes fatales con artificios pirotécnicos (más de 110 fallecidos y centenares de heridos desde 1988 en explosiones registradas solo en Ciudad de México, Tultepec y Guanajuato), en Venezuela la realidad no es tan distinta, quizás con menos afectados debido a que nuestra densidad poblacional es menor.
Indicadores de la Organización Mundial de la Salud estiman que por cada muerte accidental ocurren 12 hospitalizaciones por lesiones graves. Solo en 2011, 123 personas perdieron la vida por exposición al fuego.

Además de quemaduras, amputaciones, daño de la audición o la vista e incluso la muerte, como ya se mencionó, las consecuencias serias en los seres humanos por la manipulación de los fuegos artificiales se hacen mucho más peligrosas para los animales.
Los estallidos de pólvora suelen generar taquicardia, temblores, náuseas, pérdida de control y hasta la muerte en perros y gatos. Muchos de ellos se alteran por el miedo a morir y tienden a escaparse de las cercanías de donde se produjo el ruido, llegando a extraviarse o pudiendo ser atropellados pues corren estresados y desorientados.
Además, ciertos ruidos en determinadas frecuencias molestan e incluso lastiman a nuestros animales, pues tienen el sentido del oído mucho más desarrollado que el de los humanos. Al ser más sensibles a los sonidos estridentes, los perros y gatos sufren alteración en sus funciones fisiológicas, esto les puede ocasionar un desequilibrio en su organismo expresado en: dolores en diferentes regiones del cuerpo, espasmos musculares, ulceras estomacales, entre otras manifestaciones.
Si bien la recomendación inicial es no permitir el uso de pirotécnicos debido a lo peligrosos que son, la realidad es que es una práctica muy demandada en el mundo entero en estas fechas por lo que debemos tomar precauciones para garantizarle la salud y la paz mental a nuestros animales. Asimismo, se recomienda estar alerta ante algunas de estas señales:
Ante un estímulo desconocido, como la explosión de cohetones, el organismo de muchos animales pone en marcha una serie de mecanismos que involucran al sistema nervioso central, el cual desencadena ciertas respuestas conductuales negativas. Además, pueden desarrollar otras alteraciones psicológicas como la ansiedad, frustración e irritabilidad, ocasionando problemas patológicos como alergias a largo plazo.

Si su ritmo cardíaco aumenta considerablemente, se evidencia que estamos ante una situación de pánico. Esto puede venir acompañado de temblores espontáneos, jadeo, salivación excesiva, pupilas dilatadas, náuseas y en animales mayores, convulsiones o ataques cardíacos. En estos casos debe ser llevado a un veterinario de manera urgente.
Si nuestro perro se aísla y no responde a los estímulos positivos acostumbrados, es probable que atraviese un estado depresivo, que puede quedarse en su psiquis aún después de las festividades y puede provocar otras patologías.
Por eso es importante ubicar a perros y gatos en un sitio seguro, donde estén alejados de los ruidos y no puedan lastimarse. Asimismo, es necesario recordar que siempre nuestros animales de compañía deben llevar una placa en el collar con los datos de su familia (teléfono y nombre) para que, en caso de que se extravíen, puedan ser devueltos cuanto antes.
También es necesario recordar que jamás deben dejarse a los perros atados porque podrían ahorcarse ellos mismo con las correas si entran en pánico. Más bien hay que dejarlo que circule libre dentro de la casa y permitirle que se arrincone bajo una mesa o en el baño si se siente cómodo.
Finalmente, es imprescindible consultar con un médico veterinario antes de administrar calmantes o medicamentos para sedar a los animales de compañía. En todo caso, para disminuir el estrés y la ansiedad de los perros lo más recomendado es incrementar la frecuencia de los paseos durante las fiestas para habituarlos a los ruidos, eso sí, nunca un 31 de diciembre a medianoche y siempre con una buena correa o paseador.
T/MP