Este sábado, el papa Francisco arribó a Japón para iniciar una visita de tres días y, en su primer contacto con los obispos del país, habló del «llamamiento profético al desarme nuclear» tras rememorar el desastre de Fukushima, ocurrido en 2011.
El Sumo Pontífice visitará, este domingo, las ciudades de Nagasaki e Hiroshima, donde rezará «por las víctimas del bombardeo catastrófico” contra ambas localidades, pero antes de ello señaló: «Deseo encontrar a aquellos que aún sufren las heridas de este trágico episodio de la historia humana, así como a las víctimas de Fukushima, las del terremoto, las del tsunami y las de los daños ocasionados a la central nuclear.
Los datos oficiales hablan de más de 18 mil fallecieron o desaparecidos como consecuencia de los dos primeros (sismo y tsunami), pero se suman unas 3 mil que fallecieron como consecuencia de enfermedades -por la radiación- o suicidios tras haber perdido todo.
Papa Francisco recuerda el «deber humano» de ayudar
Francisco cree que el sufrimiento de estas personas recuerda el “deber humano y cristiano de ayudar a los que sufren en cuerpo y espíritu, y de ofrecer a todos el mensaje evangélico de esperanza, curación y reconciliación», así como también recordó el último devastador tifón.
Además, recordó que se cumplen 470 años de la llegada del jesuita español san Francisco Javier a Japón, quien marcó el comienzo de la difusión del cristianismo en esta tierra y a los «mártires» que dejó la posterior represión contra los cristianos.
La Iglesia católica en Japón representa apenas el 0,4% de la población, unos 536 mil fieles, ya que los shintoistas son 79 millones y los budistas, unos 48 millones.
No obstante, la llegada de migrantes del sur de Asia (de Filipinas, Vietnam o Indonesia) ha hecho crecer el número de católicos al doble.
FF