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La historia de Óscar Pérez entre la masonería y el terrorismo

Óscar Pérez, ex piloto y ex inspector del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) es el fiel reflejo de la parte de la sociedad que se caracteriza por ser profundamente antichavista en Venezuela. Fue abatido el 15 de enero durante un operativo anti-terrorista encabezado por las fuerzas de seguridad del Estado en la zona de El Junquito.

Pérez, quien perteneció a la policía venezolana durante quince años, podría haber sido solo otro detective, de no ser por su actuación en la película «Muerte suspendida», que se estrenó en el año 2015. En ella interpretó a un inspector llamado Efraín Robles que en el filme rescata a un empresario venezolano de sus secuestradores y desde ese momento fue presentado pùblicamente como «el rambo venezolano».

La personalidad y perfil psicológico de Pérez podría ser analizado detalladamente por cualquier psiquiatra o especialista, pues mostraba claras señales de fanatismo polìtico y religioso, egocentrismo, poca coherencia a la hora de hilar una idea con la otra en sus videos (discursos en vivo o grabados), señales de consumo de drogas y una adicción por el tema de las armas y el entrenamiento para la guerra.

Un ex funcionario del BAES (que solicitó mantenerse como fuente anónima), confesó que entrenó con él en varias disciplinas: paracaidismo, buceo y entrenamientos con armas; fue cuando notó que su conducta no siempre era estable, a veces muy irritable y otras veces muy introvertido, «parecía que tenía doble personalidad», describió el funcionario.

En los últimos días han circulado, a través de las redes sociales, diversas publicaciones que vinculan al terrorista Óscar Pérez, con la masonería, una logia de la que formó parte varios años de su vida.

La masonería, vale acotar, ha sido definida como una sociedad secreta de ámbito internacional. Está conformada por una estructura y sus miembros son agrupados en logias, en las cuales hacen ritos y uso de signos emblemáticos.

Asimismo, El Diario Masónico, indicó que: “El Q.·. H.·. Óscar Pérez fue iniciado en masonería. Se especula que no pasó del grado de aprendiz». Por otro lado, se filtró un documento en el que Pérez habría sido expulsado de la institución luego del acto terrorista realizado el 27 de Junio de 2017 en su ataque militar contra el Tribunal Supremo de Justicia. Al respecto, el Diario Masónico indicó que “estas acciones no necesariamente serían razón para una expulsión”; el documento ha sido catalogado como falso.

La Confederación Masónica Interamericana, la cual agrupa a 77 Grandes Logias y Orientes de 24 países integrados por 10.400 logias y más de 350.000 masones, condenó lo que llamaron “la ejecución extrajudicial” del ex inspector del Cicpc. En días anteriores se conoció que el ex agente efectivamente pertenecía a la logia, y así lo confirman todas los medios de comunicación.

Por su parte, La Gran Logia Simbólica del Paraguay expresó «su profundo dolor ante el cruel y cobarde asesinato de los Queridos Hermanos Óscar Alberto Pérez y José Alejandro Díaz, miembros de la Gran Logia de la República de Venezuela, por parte de la tiranía al mando de Nicolás Maduro”, expresó textualmente un miembro masón paraguayo.

En el texto señalan: “Lo que para algunos es categorizado como traición a la patria, es visto por nosotros como una lucha por la libertad y como la única forma posible para recuperar los derechos perdidos por causa de la ignorancia, la indiferencia y el abuso de poder”. Estas ideas develan una postura política antichavista.

Han sido diversas las posiciones asumidas con respecto al caso Óscar Pérez. Incluso entre los propios antichavistas se han emitido duras expresiones que sólo evidencian la profunda división interna que sufre la derecha en Venezuela:

El exfuncionario del CICPC se encontraba prófugo, tras haber cometido atentados en un helicóptero (robado de la Base Aérea venezolana), con una granada en la sede del Ministerio Público, el Tribunal Supremo de Justicia, donde funcionada un preescolar, el 27 de junio de 2017. Pérez, en conjunto con el exoficial militar Juan Carlos Caguaripano, arremetieron contra el Fuerte Militar Paramacay en la ciudad de Valencia, estado Carabobo, zona residencial en la que se encontraban cientos de familias, quienes se vieron afectados por el hecho. Se trató de la llamada «Operación David». Investigaciones indican que todas estas acciones fueron financiadas desde Miami y Bogotá.

Las fuerzas militares de Venezuela, durante la operación Gedeón del lunes 15 de enero, capturaron y ultimaron al terrorista y expiloto, quien era buscado por las autoridades tras cometer atentados, fraguar planes paramilitares y desestabilizadores en contra del Estado venezolano.

SC

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