Ya son casi 1700 las comunas registradas en el país. Pero más que engrosar números, la conformación de estas instancias de organización apunta a un nuevo entramado organizativo, social y, sobre todo, productivo. En esos términos lo refirió en su momento el entonces presidente Hugo Chávez, quien fue impulsor del concepto en el país.
Entre todas las experiencias que se pueden mencionar desde que en 2008 se registrara la primera comuna (Gual y España, en el estado Vargas), hay algunas que han logrado dejar saldos importantes en lo organizativo, en lo productivo y en la capacidad de respuesta a las necesidades de la población. Pasamos a recorrer brevemente cuatro de ellas:
El primer caso no es exactamente una comuna, sino una instancia que las articula, en función de distribuir alimentos a lo largo del país, garantizando el acceso a precios solidarios y un arrime adecuado para los productores. Se trata del plan Pueblo a Pueblo.
A través de esta iniciativa, comunas de Caracas, Aragua, Carabobo, Yaracuy, Lara, programan la compra de verduras, hortalizas, frutas, directamente con productores, para su distribución a los habitantes a precios por debajo de los que se ven en los mercados, lo que es posible al no operar intermediarios en el proceso.
Ubicada entre los estados Lara y Portuguesa, la comuna El Maizal cuenta con más de 1500 hectáreas de tierra fértil, y que han sabido utilizar hasta convertirse en referencia obligada.
Si bien su fuerte es el maíz (alrededor de mil hectáreas), cuentan con producción de leguminosas, hortalizas, y hasta ganadera. Comenzaron con 50 vacas, y ya han sobrepasado las 700, con las que garantizan carne y leche.
Se asocia constantemente a la figura de la comuna con el ámbito rural. La forma de relacionarse en las poblaciones campesinas tiene mucho de aquel “espíritu de la comuna” que el presidente Chávez llamara con ahínco a producir: solidaridad, resolución colectiva de conflictos, apoyo entre iguales. Pero en las ciudades, con su ritmo apresurado y la sensación de que cada quien vela por sí mismo, parece un concepto difícil de desarrollar.
En Petare, entre el barrio José Félix Ribas y la zona de Palo Verde (Caracas) está la comuna Rogelio Castillo Gamarra. Además de la ruta comunal de transporte, cuentan con un espacio para la confección textil (uniformes, gorras, franelas), han logrado la reparación de escaleras (tan sensible en las barriadas caraqueñas).
Entre sus mayores orgullos está el Núcleo de Desarrollo Endógeno “Antonio José de Sucre”, donde hay un estudio de producción musical, salas para clases de baile, una cancha. En ese espacio se han agrupado más de cien jóvenes que soltaron las armas, provenientes de diversas zonas de la comuna.
Reunión de vocería de la comuna Rogelio Castillo Gamarra, en Petare.
Para llegar a ser comuna, primero tienen que ser consejo comunal. De la integración de varios de estos, con confluencia territorial, es que surge la figura de la Comuna. De ahí la importancia de que cada consejo comunal logre desarrollar sus proyectos, los que harán luego que ese territorio mayor se consolide.
- En el estado Bolívar hay un consejo comunal organizado por una pequeña comunidad de origen kariña. Su población, que apenas pasa las 300 personas, recuenta con gusto los avances logrados, especialmente a raíz de la constitución de su escuela en aldea universitaria.
De ahí, surgió uno de sus proyectos bandera, que además en el contexto actual cobra especial vigencia: producen una harina de yuca que puede sustituir a la de trigo, para la elaboración de pan, tortas, galletas, hasta panquecas. Aspiran, gracias a un financiamiento recibido en tiempo reciente, tecnificar más el proceso y alcanzar los mil kilos diarios de producción.
JI