InicioDestacadaOposición venezolana, un fraude en sí misma

Oposición venezolana, un fraude en sí misma

22 procesos electorales ha protagonizado Venezuela, desde la llegada de la revolución Bolivariana al poder en el año 1999. Se trata de procesos electorales que van desde la elección de autoridades, hasta consultas para cambiar o no su Constitución, e incluso, el primer referendo revocatorio de su historia. Irónicamente, durante todo este tiempo, el país ha sido señalado por otras naciones, que nada consultan con la población, de ser una dictadura.

Sin embargo, los señalamientos no vienen solo desde afuera, también son propiciados por una oposición que ha sido derrotada en 20 de esos procesos electorales y que en cada uno de ellos asegura que fue víctima de un fraude, sin presentar una sola prueba. Además, está contra la pared pues participa de cada una de las auditorías previas y posteriores que ofrece  por ley el Consejo Nacional Electoral en cada comicio.

Un ejemplo notable surgió en el año 2004 cuando Henry Ramos Allup, dirigente de la derecha venezolana, aseguró que el triunfo del presidente Hugo Chávez, al ser ratificado en su cargo luego de pasar por un referendo revocatorio, aseguró que el resultado era producto de un fraude y que muy pronto mostraría las pruebas. 13 años después, aún no las ha presentado.

En 2014, con la victoria del presidente Nicolás Maduro, su contrincante, Henrique Capriles Radonski, no solo desconoció los resultados, sino que  llamó a sus copartidarios a «drenar la arrechera», es decir, a drenar su ira por el resultado oficial, lo que generó más de 11 muertos, todos chavistas, por intolerancia política.

En medio de esta tradición de derrotas y desconocimiento, el chavismo obtuvo otra contundente victoria electoral este domingo al obtener 18 de las 23 gobernaciones del país, y de nuevo, la derecha cantó fraude sin mostrar pruebas, pero con el gran obstáculo de haber reconocido que las auditorías a las elecciones son transparentes.

Se entiende entonces, que el fraude son, los dirigentes de una oposición sin rumbo y cuyo único flotador, es la apuesta a una intervención internacional para hacerse del poder.

JS

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