Las sanciones antirrusas propuestas por el Senado de EEUU que buscarían afectar el sector energético podrían dañar no solo las relaciones con Rusia sino la economía global, incluyendo a Moscú, aseveró el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.
«Sin lugar a dudas este tipo de restricciones causará daños adicionales, y no solo a las relaciones bilaterales, sino también a la economía global y al mercado energético global; sin lugar a dudas podrían ejercer determinadas consecuencias negativas también para nuestro país», declaró el portavoz, de acuerdo a información publicada por Sputnik.
Diez senadores de EEUU presentaron el 10 de enero un proyecto de ley que pretende recrudecer las sanciones contra Rusia. En particular, las limitaciones afectarían el sector energético y a quienes participan en la privatización de activos rusos o están vinculados con la adquisición de la deuda soberana rusa. El proyecto de ley debe ser aprobado por ambas Cámaras del Congreso y firmado por el presidente.
Al comentar esta iniciativa, Peskov señaló que «la economía rusa y el sector energético ruso demostraron su firmeza durante los últimos dos años». «Es un sistema muy flexible y muy fuerte con una alta reserva de resistencia; por ello no hay duda alguna que tanto el sistema como el propio sector de la economía hallarán las correspondientes medidas de compensación para minimizar el posible daño de este tipo de acciones en caso de que se concreten», advirtió.
Peskov señaló que «en primera instancia quisiéramos creer que nuestros colegas en Washington tienen un punto de vista con más sentido común y más sobrio al respecto».
Se trata de la segunda institución yanqui que procede con acciones legales inamistosas contra Rusia, ya que un día antes, el lunes 9 de enero, el Departamento del Tesoro de EEUU impuso sanciones contra cinco funcionarios rusos, incluido el jefe del Comité de Investigación de Rusia, Alexandr Bastrikin.
Los sancionados aparecen en la lista Magnitski, un documento elaborado por EE.UU. donde 60 funcionarios rusos son acusados de supuestas violaciones contra los derechos humanos y vinculados con la muerte en 2009 del asesor ruso del fondo de inversión británico Hermitage Capital, Serguéi Magnitski.
En este sentido, el viceministro ruso de Exteriores, Serguéi Riabkov, señaló lo evidente que se ha vuelto «el enfoque inapropiado de los dirigentes de Washington que sucumbieron a la manía de imponer sanciones».
Además denunció intentos de Washington de acusar a alguien fuera de sus fronteras de la derrota de Hillary Clinton en las elecciones.
«Durante los últimos años la Administración de Obama intentó perjudicarnos de diferentes modos, últimamente a sus malos modales y su rusofobia abierta se añaden la cólera por la derrota de su candidata en las presidenciales y los intentos de encontrar a culpables en cualquier lugar excepto en su propio país», dijo.
Por su parte, el ministro ruso de Justicia, Alexander Konoválov, recalcó la poca importancia que tiene dicha lista de sanciones para Rusia y agregó que su Gobierno no iniciará acciones contra ningún funcionario que haya sido declarado culpable por un país extranjero.
El funcionario recordó que EE.UU. intenta dominar al mundo a través de estos mecanismos y obvia los límites y la justicia, también agregó que dentro del país norteamericano existen casos de violación de derechos humanos y una polémica alrededor de las torturas ocurridas en la base militar en Guantánamo, en la isla de Cuba, entre otros ejemplos.
Por su parte, el ministro del Interior, Vladímir Kolokóltsev, reafirmó que ninguna de las sanciones impuestas por EE.UU. «tendrá consecuencias legales» por tratarse de un país extranjero.
«Es un acto inamistoso hacia Rusia que viola todos los principios del derecho internacional», dijo el director ruso de la investigación del caso Magnitski, Oleg Silchenko.
«Mientras Seguéi Magnitski se encontraba en un calabozo judicial, esperando juicio por evasión fiscal a gran escala, para él no se crearon condiciones especiales de reclusión, que difiriesen de las condiciones de custodia aplicadas a otros reos procesados. No hubo ninguna presión, no se empleó violencia física o torturas», indicó un comunicado difundido por el Comité de Investigación de Rusia en 2013.
Estas medidas son la continuación de una política agresiva contra el país eslavo. A finales de diciembre de 2016, el presidente saliente de EEUU, Barack Obama, ordenó aplicar sanciones contra cinco entidades y seis ciudadanos de Rusia y expulsar a 35 diplomáticos rusos, por la supuesta interferencia de Moscú en las elecciones estadounidenses.
El Kremlin consideró estas medidas como nuevos pasos hostiles de la administración saliente de EEUU y una provocación encaminada a socavar aún más las relaciones entre ambos países, pero se abstuvo de responder con medidas similares ante la expulsión de sus diplomáticos.
JA