Estar bien con Dios y con el diablo, tiene su precio. De eso saben mucho los mexicanos, quienes están gastando un 50 por ciento más de lo estimado en el presupuesto destinado a la atención de migrantes por evitar un conflicto con EEUU.
Y es que costear el refugio, alimentación y la salud de más de cinco millones de ciudadanos que transitan actualmente por ese país para alcanzar el supuesto sueño americano no es tarea sencilla.
Estadísticas publicadas por las autoridades en el primer cuatrimestre de 2019, revelan que el Instituto Nacional de Migración (INM) gastó casi 600 millones de pesos, más de 30 millones de dólares, en esta área.
De acuerdo con los expertos, este incremento se acentuará tras el reciente acuerdo al que presuntamente llegó el gobierno de Andrés Manuel López Obrador con la Administración de #DonaldTrump.
Del gasto extra admitido por el INM, un 36% corresponde a asignaciones de vigilancia, un 23% a alimentos y limpieza, y casi un 5% a “traslados”, una etiqueta que incluye las deportaciones.

Tan sólo entre diciembre y abril de este año se triplicó el número de personas deportadas a sus países, mucho de esto tiene que ver con el colapso que presentan los centros de detención en la actualidad, ya que además del flujo de centroamericanos también han comenzado a recibir inmigrantes provenientes de África.
El desglose de los datos muestra que el mayor salto de gasto, de aproximadamente un 78%, se ha producido entre marzo y abril producto del endurecimiento de la política migratoria del Gobierno de López Obrador o de la lentitud en la ejecución del presupuesto asignado para el año 2019.
ARG