La migración hacia EEUU no es nueva. Millones de personas intentan cada año ingresar al país de forma legal o no, para ir por su porción de “sueño americano” que al final termina no siendo lo que ellos esperaban.
Esta migración se mantiene a pesar de las duras políticas implementadas por los gobiernos estadounidenses en el transcurso de los años, que sólo en el 2018 se cobraron la vida de 400 personas que ni siquiera lograron pisar el suelo de ese país. La mayoría eran centroamericanos.
Precisamente, desde esa región han salido en los últimos ocho meses provenientes de El Salvador, Guatemala y Honduras. De ese grupo, al menos cinco mil se mantienen circulando en diferentes ciudades de México, país sobre el que se cierne la amenaza de sanciones si no logra controlar el flujo de migrantes hacia su frontera con EEUU.
Un millar más partió hacia ese país este martes desde San Pedro Sula, una ciudad ubicada al norte de Honduras. El grupo compuesto sobre todo por familias, que fue negado en primera instancia por el gobierno de ese país, espera llegar sin contratiempos a EEUU donde desean alcanzar la vida próspera que las políticas neoliberales implementadas por los gobiernos de su nación y el propio EEUU les han negado.
Esta caravana sorprendió a las autoridades hondureñas aún y cuando la secretaria de Gobernación de México, Olga Sánchez Cordero, la había predicho. Esta misma funcionaria señaló que el Instituto Nacional de Migración y la Policía Federal crearían un cerco en el istmo de Tehuantepec, localizado al sur de México, la zona más angosta entre las costas del Pacífico y el Atlántico, con una anchura de 200 kilómetros y que es un importante paso migratorio, para impedir el paso de más ciudadanos centroamericanos al país.
Asimismo, informó que el Ejecutivo mexicano no seguirá entregando “visas humanitarias de forma masiva”, pero sí dará permisos temporales y visas de trabajo en la zona sureste del país, “ordenadamente y en forma segura”.
Esta nueva caravana de migrantes comienza su recorrido en medio de una polémica por el aumento de las detenciones en la frontera estadounidense, que se ha incrementado en el último año en 375 por ciento.
ARG