Sin embargo, la iglesia católica dijo anteriormente que más de 800 personas murieron desde el mes de octubre de 2016 hasta la fecha, cifra cuestionada por el inspector general de la policía, Ibrahim Idris, aunque tampoco dio un número contrario de víctimas, de acuerdo a Prensa Latina.
Esa entidad religiosa anunció que se destruyeron más de mil 400 casas, 16 iglesias, 19 tiendas y una escuela primaria.
Declaraciones del gobernador de Kaduna, Nasir Ahmad el Rufai, revelaron que los responsables eran pastores Fulani que ‘vengaban las agresiones de épocas pasadas contra ellos y su ganado’. El Ejército anunció hace unos días el despliegue de policías antidisturbios y soldados en la zona de conflicto.
Miles de personas perecieron durante la anterior década como consecuencia de revueltas y levantamientos por parte de los grupos étnicos y religiosos residentes en el centro de Kaduna, donde los musulmanes del norte conviven con los habitantes del sur, estos predominantemente cristianos.
En el trasfondo de esas luchas se esconden las disputas sobre la propiedad de las tierras agrícolas entre indígenas,inmigrantes y colonos del norte.
‘La violencia de los pastores Fulani es un problema que debe ser resuelto mediante la búsqueda de los intereses de todos, pero la situación de inseguridad general que vive el país es los más preocupante’, afirmó el cardenal y arzobispo de Abuja, John Onaiyekan, al referirse previamente a los constantes asaltos de guerrilleros que operan en la zona.