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El mal ejemplo de Ecuador

Luego de la derrota electoral que sufriera el expresidente de Ecuador, Rafael Correa, durante el referendo del pasado fin de semana, queda en evidencia cómo la pérdida del espacio a razón del viraje que tuvo su sucesor, Lenín Moreno, pasa factura a la Revolución Ciudadana.

La reforma constitucional propuesta por Moreno, cuyo trasfondo era imposibilitar a su predecesor lanzarse en unas siguiente elecciones para retomar la presidencia, fue avalada en sus 7 preguntas con más del 60%, aunque tiene sus matices:

El presidente ecuatoriano fue apoyado por un total de 16 organizaciones políticas de cara a la consulta, incluso por partidos de derecha que, según analistas, cobrarán el «favor» en algún punto.

Por su parte, la campaña por el «no» fue emprendida por Correa solamente con el aval del partido Revolución Ciudadana, que surgió producto de su salida de Alianza País, tolda con la que él mismo encauzó el triunfo de Moreno en las últimas presidenciales.

Aún así, el «no» obtuvo un respaldo global de 36%, que el actual opositor a la gestión de Moreno catalogó como un logro muy importante, ya que «Ningún movimiento por sí solo puede lograr el 36% alcanzado, peor en tan poco tiempo y en lucha tan desigual».

Aunque los números parecieran representar un amplio apoyo al actual mandatario, cabría mencionar que en la primera vuelta de las elecciones presidenciales, él solo obtuvo un 39% de los votos, con el apoyo de Correa: solamente un 2% habría sido la pérdida porcentual de este último, tomando en cuenta que nada más llegar a la Presidencia, Moreno se deslindó de su principal promotor.

Sin embargo, el resultado más preocupante para la Revolución Ciudadana radica en el impedimento de que Correa pueda volver a optar por gobernar Ecuador, por lo que tienen como tarea pendiente armar un liderazgo que pueda tomar el testigo de Correa, con el fantasma de la traición de Moreno siempre en el panorama.

JI

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